Like father, like son

«A menudo los hijos/se nos parecen» decía la canción y, para Aurelio Montes Sr. , se ve que la semblanza física no es la única satisfacción que le ha dado su primogénito. Este tándem de creadores del vino no sólo comparte la misma pasión por su producto sino que conforma una sociedad en activo, con viñedos a ambos lados del Ande.

 

Esta condición tan particular (no porque no haya equipos padre-hijo en la industria vitícola) lo es precisamente porque no suele suceder que ambos se complementen y trabajen juntos en vez de que uno herede simplemente el lugar del otro. Para celebrar tal situación y para demostrar de qué manera esta decisión se refleja en su forma de encarar la creación de vinos es que ambos decidieron hacer una presentación inédita con algunas de las etiquetas que están produciendo.

 

Para ponernos en tema un poco de historia en la voz de su protagonista: «Arrancamos el proyecto de nuestra bodega en 1988. En ese entonces la industria del vino era muy diferente a la actual y Montes Alpha fue, de hecho, pionera en proponer vinos de gran calidad– rememora Aurelio Montes Sr.el punto es que, explícitamente, decidimos hacernos a un lado del enorme océano de vinos baratos, un ámbito despiadadamente competitivo y ya por aquel entonces repleto de jugadores. No, lo nuestro debería ser, desde el mismo arranque, una apuesta por la calidad. Así fue que Montes Alpha comenzó un derrotero  que la terminaría poniendo en un lugar preponderante entre los vinos del nuevo mundo.»

 

Decíamos que lo novedoso era ver compartiendo el timón de la empresa familiar al padre y al hijo simultáneamente «Por supuesto que deseaba de todo corazón que mi hijo trabajara conmigo, pero no que se sintiera obligado. Quería que fuera su propia elección– continua Montes padre- Así que se me ocurrió invitarlo a un viaje al Valle de Napa siendo aún muy joven.» Y si bien parece que finalmente surtió efecto, no fue que Aurelio junior tomase la idea sin más. De hecho trabajó bastante tiempo para otras bodegas antes de aceptar la oferta de su progenitor como Director de Enología.

 

Ahora, con ambos compartiendo el destino de Montes Alpha comienzan a surgir proyectos de expansión. «Queríamos tratar de ir más allá. Como la bodega nació con ese espíritu de desafío, queríamos que eso también marcase el mismo ADN del nuevo emprendimiento. Estuvimos recorriendo diferentes terroirs, incluso en lugares como Australia, pero iba a ser en la vecina Mendoza donde estableciéramos nuestro primer proyecto fuera de Chile.«- cuenta Aurelio Jr.– . Así nace Kaiken, en Vistalba en 2002La idea que teníamos no era replicar los vinos que veníamos haciendo en Montes Alpha, sino buscar una expresión más auténtica de lo que podía producir este terroir único.»

 

Y una buena parte de la experiencia que vienen presentando en diversas ciudades del mundo fue poner back to back algunos varietales para mostrar como cada uno tiene sus propia idiosincracia, mostrando las características que los hacen particulares y fieles representantes de su lugar de origen.

 

Para abrir el juego comenzamos con algo en que los chilenos suelen destacar, el manejo de variedades blancas. El punto fue centrarse en dos propuestas de Chardonnay. Para empezar un Montes Alpha 2015. Suntuoso, con un peso en boca más presente merced a ser producido en una zona costera. El régimen oceánico suele brindar también muy buena acidez, y la cepa se beneficia claramente del paso por barrica. Luego fue el turno del Kaiken Ultra 2015. Aquí, merced a un clima menos frío, la cepa se manifiesta con descriptores como el ananá y, por supuesto, las notas cítricas. También la base calcárea de Gualtallary le brinda un toque de mineralidad que lo vuelve sumamente bebible.

 

La segunda pareja fue de un varietal donde nuestros vecinos también han sabido descollar. Hablamos del Cabernet Sauvignon. Contra lo que caracteriza a nuestras versiones, el Montes Alpha 2014 presentaba casi nada de notas piracínicas aunque por supuesto se encontraban las especias y un ligero tono mentolado. De corrido se lo puedo comparar con el Kaiken Ultra 2015. Aquí vuelven a hacer su aparición los taninos super amables y elegantes con profusión de frutos rojos.

 

La cata siguió hasta sumar unos buenos 11 ejemplos, donde hubo la posibilidad de degustar varios de los puntos más célebres y celebrados del portfolio de ambas marcas. El excelente tope de gama de  Kaiken, un Mai 2013. Y varios de los vinos ícono de Montes Alpha. Entre ellos un Carmenére elegantísimo, el Purple Angel 2014. Hay que destacar que, aunque para nuestros estándares parezca poco, la adición de un 8 % de Petit Verdot le proporcionaba a la mezcla una estructura poderosa. Cerrando, el Taita, un ícono y más que sólo se produce cuando están dadas las condiciones para crear este tinto verdaderamente de excepción. Con una botella casi tan bella como su contenido, aquí realmente se puede pensar, haciendo honor al emblema de la bodega, que tuvimos la dicha de ver pasar a un ángel.