Caballerosidad para millenials

Bien se suele decir que el clasicismo nunca pasa de moda. Y así parece entenderlo Baume et Mercier a la hora (nunca mejor dicho) de salir a tratar de atraer con su nueva línea  Clifton Club al escurridizo grupo etario del momento: los millenials. Hay que reconocer que, pese a estar ranqueada entre las siete manufacturas más antiguas de Suiza, a la marca le sientan bien los aires modernos.

 

Con un ojo puesto en ofrecer piezas de lujo, mecánicas y a precios accesibles, Baume et Mercier ha decidido dedicar una de sus últimas movidas a los relojes deportivos, adaptando su ya reconocida línea Clifton donde han sabido descollar los modelos Shelby Cobra.

 

«Nos dimos cuenta– nos dice Marcela Roudenbush, Gerenta de Marketing y Comunicaciónde que no teníamos modelos específicos para aquellos que buscaban relojes deportivos y así sumamos la línea Clifton. Pero en el caso que nos convoca quisimos ir un paso más allá, jugando con el espíritu de camaradería que surge del deporte, especialmente el amateur, para una generación que no suele mirar la hora como no sea en sus smartphones. Así nace Clifton Club, una serie de relojes netamente masculinos, muy deportivos, pero a la vez con un perfil clásico y urbano.»

 

El punto es que la mayoría de sus ambassadors no son los típicos deportistas profesionales en especialidades que rindan grandes dividendos sino más bien representantes olímpicos o X-Gamers. Para nuestro país se eligió en primer lugar a Nacho Viale, un gran aficionado a las carreras de autos y motos, al corredor Matías Rossi y al futbolista Jonás Gutierrez, pero más por su propia historia de vida que por el deporte específico que practica.

 

Y como para dar un ejemplo del espíritu de la propuesta, Baume et Mercier decidió convocar a un pequeño grupo de invitados a la bella Estancia La Candelaria. Pocos espacios en Buenos Aires saben conjugar tan bien lo regio con lo campero. Y así la idea fue disfrutar de un día de campo con charlas, asado y un partido de polo bike con más convocatoria que lucimiento. Pero que reflejó perfectamente el espíritu de un grupo de caballeros divirtiéndose, atentos ante todo a pasarla bien, competir sanamente y probar cosas nuevas.