Masculino/femenino05_WSPA0013_Cartier_PASHA_STEEL 35 WOMAN

Padre del reloj pulsera (el hijo del fundador creó para Santos Dumont el primero de la historia) a Cartier no le faltan hitos en su largo derrotero. Su doble alcurnia pone un pie tanto en el campo de la relojería de alta gama como en el de las joyas. Y pocas creaciones abrevan tan claramente de estas dos vertientes como su recientemente relanzado Pasha.

 

Nacido al calor de los excesos de los 80 este reloj que se volvió de culto había sido discontinuado en la oferta de la manufactura. Sin embargo su perfil disruptivo supo desafiar el tiempo y ahora vuelve a por sus fueros como un triunfo del puro diseño y de una ambigüedad andrógina muy del Siglo XXI.

 

Ya desde su nacimiento su jugueteo entre el cuadrado de su minutería dentro de la caja redonda, los detalles sobredimensionados del clous de Paris en las asas y, por sobre todo, la bellísima corona rematada en un zafiro azul, hablaban a las claras de su vocación icónica. Y aunque existe dos versiones, en 35 y 41 mm, su estampa avant-garde atraía a hombres y mujeres sin distingos. Como con otros perfiles que sirven como punto de partida para los ajustes que la imaginación disponga, su diseño acepta oros o acero para sus cajas y la adición de complicaciones como la esqueletización o la incrustación de brillantes.

 

Pero es sin duda en el modelo base de acero donde mejor se dan cita las características particularísimas de este reloj único que vuelve al ruedo en este también inusual 2020. Como un triunfo del puro diseño se lo asocia con una ambigüedad elegante que no parece preocuparse mayormente por definir su género, incluso más allá de los dos tamaños de caja. No por nada dos de los embajadores descollantes de esta nueva encarnación de Pasha son Rami Malek o Maisie Williams. El actor de la biopic de Freddie Mercury y la menor de los Stark son representantes cabales de la amplitud de una nueva estética libre de la dicotomía masculino/femenino.

 

En la versión renovada se repite la eterna corona con cadena de sólo un eslabón, que se desenrosca para descubrir la real por debajo, ambas adornadas por el hermoso cabuchón típico de la marca. Los detalles del anclaje se ven iguales, integrando las asas a la carrura, pero cuentan con un sistema nuevo, el QuickSwitch,  patentado por Cartier, que facilita los cambios de strap sin necesidad de herramientas. Y en la versión nueva se quitó el dial móvil con gradación de buceo que en el original supo desorientar todavía más a sus usuarios que, ni ebrios ni dormidos, iban a meterse al mar con semejante joya.