Elogio de la madurez

Lejos han quedado los días en que las novedades en las marcas cubanas llegaban casi con tiempos geológicos. Ojo avizor a los reclamos de la afición cada año el parnaso del mejor tabaco del mundo sigue sumando protagonistas. Y en esta ocasión presentamos la versión Maduro de un verdadero clásico: Partagás.

 

No sólo que su fábrica, enfrente al Capitolio y en pleno corazón de La Habana, es una de las postales más asiduas para los turistas en general y muy especialmente para los fumadores que peregrinan a la Isla Grande, sino que sus habanos gozan de una reputación bien ganada. Creada en 1845 por Don Jaime de Partagás, estos tabacos siempre fueron famosos por su contundencia. Si bien son muy recomendables hay que tener en cuenta que conviene abordarlos con algo de experiencia encima. Claramente no son el punto de entrada para un fumador bisoño.

 

En el caso de la vitola que adorna esta página se da el caso de que, por su propia maduración, puede hacer que su fumada no sea tan potente. De cualquier manera y para que no queden dudas, si bien este Maduro No1 puede resultar menos áspero que el standar habitual de la marca, sigue sin ser recomendable para un fumador no avezado. Especialmente porque se trata de una habano excepcional, muy rico y complejo. Pero si ya se ha incursionado en el tema, sin duda este puro de cepo generoso será una experiencia memorable. Según nos explica Blanca Alsogaray, autoridad internacional sobre habanos y dueña de la Casa del Habano de San martín 690 «Aquí no sólo se ha trabajado con una maduración extra en la capa, sino que toda la caja ha estado madurando por cinco años«. El efecto es una fumada más amable en cuanto a la fortaleza pero mucho mas rica y compleja en cuanto al sabor. Para el caso se presta como compañero ideal de un buen whisky. En la imagen vemos a un clásico local, quizás más por su reconocido packaging que por realmente haberlo probado como es el caso de quien suscribe. Recuerdo que en mi adolescencia era un verdadero must el poseer una de estas rugosas botellas cuadradas para usarlas de candelero. Y es gracioso como, dedicándome a escribir regularmente sobre spirts en general y whiskies muy en particular recién haya probado este Old Parr hace pocas semanas. Siendo una marca relativamente reciente (para los standars de una industria varias veces centenaria) El Old Parr vió la luz en Londres en 1909. En la imagen vemos el archireconocido botellón cuadrado con un muy buen blend de 12 años.