Cuatro décadas de viaje submarino

Si el Nautilus no hubiese nacido dentro de una familia tan conservadora como la de Patek Philippe estaríamos hablando de que se trató de una novedad en vez de la revolución de la que la manufactura celebra su aniversario número 40. Y no es que su diseñador, el legendario Gerald Genta no hubiera roto todos los moldes con su primer opus super náutico, el Royal Oak que creó para Audemars Piguet. Pero decíamos que el apego a la tradición de Patek Philippe es sin duda su columna vertebral al punto de referirse a sus creaciones como piezas atemporales que los padres conservan para sus vástagos.

 

Allá por 1976 Philippe Stern, tercera generación de la familia que se hizo cargo de la manufactura al comprarla en 1932, era un joven entusiasmado por las regatas que aún no tomaba las riendas del negocio pero ya tenía poder de decisión sobre sus propios proyectos. Y una de esas decisiones fue la de encarar el desarrollo de un modelo deportivo dentro de una marca señada por los guardatiempos más elegantes.

 

Junto a Genta decidieron tomar varias medidas inéditas para el mercado de la época. Por empezar utilizar una caja de acero cuando todas las cajas de relojería fina solían realizarse mayoritariamente en oro. Otro ítem destacable fueron sus 42 mm, en un case enorme para los cánones de los 70 que además superaba el standar de estanqueidad al ser capaz de alcanzar los 120 metros por la vía descendente. Y un nombre que el último de los Stern había sintetizado entre su vocación por el mar y las aventuras de Julio Verne, al bautizarlo como el célebre primer submarino de la literatura: Nautilus.

 

Patek Philippe decidió festejar los 40 años de su creación con dos ediciones limitadas. En el caso que ilustra esta nota se trata de un Cronógrafo Flyback que ha despertado tanta admiración como detractores. Para los puristas la queja es que se trata de una caja en oro blanco en vez del acero primigenio. También para muchos ha sido polémica la idea de adornar los indices con diamantes baguette un hecho que entienden va en contra del espíritu deportivo del Nautilus. Y otro tanto por el logo grabado en bajorrelieve con las fechas de la celebración. Bueno y ya basta de tanta queja. El reloj deslumbra con sus 44 mm (ligeramente mayor que el original) y posee un solo subdial a las 6 con las mediciones del cronógrafo ademas de la función flyback. Pertenece a una edición de solo 1300 ejemplares.