Centenario

Aún dentro de una tradición tan larga como la del vino en Mendoza, 100 años no se cumplen todos los días. Y justamente en estos tiempos de grandes marcas que se asemejan más a corporaciones que a un emprendimiento de familia es todavía más de destacar cuando las nuevas generaciones rinden homenaje a sus mayores. Éste es el caso de Cien Cosechas de Alfredo Roca, una exclusivísima producción de apenas 2500 litros repartidos en sendas presentaciones magnum y doble magnum.

«Para cualquier enólogo tener la posibilidad de crear un vino que consiga plasmar 100 vendimias es a la vez un desafío y un gran placer.– Cuenta Alejandro Roca, winemaker de la marca e hijo de Alfredo- pero cuando esas cien cosechas corren por tu propia familia se torna directamente una experiencia increíble. Un centenar de años desde que de Italia y España llegaron los abuelos de mi padre y decidieron echar raíces en San Rafael y dedicarse a los viñedos.» Aunque la bodega, como se la conoce ahora lleva poco más de cuatro décadas, en este blend se trata de celebrar la llegada de los primeros miembros de la familia. «Con tanta tradición claramente tenemos también la ventaja de contar con viñedos muy añosos, así que éstos fueron sin duda un aporte capital en la concreción del 100 Cosechas. El punto fue que, igualmente, la configuración del corte surgió de la mesa de cata, probando una serie de nuestras mejores barricas y teniendo siempre en cuenta la idea de crear un vino de guarda.- continua Alejandro. Esta intención se refleja a las claras en la elección de las botellas de 1,5 y 3 litros, ideales para grandes vinos pensados para evolucionar. Hay que aclarar que, fuera de muchos ejemplos que eran moneda corriente hace un par de décadas atrás, la mayoría de los vinos pensados para la guarda actualmente hacen una apuesta neta por la vivacidad y no reciben igual que antes a los toques teja de la oxidación.  Quisimos que este vino, más allá de su carácter superlativo, siguiera representando los conceptos que apoyan toda la producción de la bodega y que tienen mucho que ver con el terroir de San Rafael. Nos referimos a buscar siempre la elegancia, un perfil mineral que vuelva a nuestros vinos vibrantes, que desarrollen complejidad, sí, pero con un nervio que no decaiga

Habiendo tenido la posibilidad de catarlo hace no mucho, se le puede asegurar a sus responsables que la misión fue ampliamente cumplida. El cuidado assemblage cuenta con un corazón de 50% de Malbec más un 35 % de Cabernet Sauvignon y un 15% de Syrah para completar. El resultante es un blend de gran frescura, que ataca con fruta, confitura, para enseguida pasar a notas frescas mentoladas y minerales. Hay un interesante aporte de piracina, pero más de pimiento asado. Y una pimienta negra fresca, bien típica del Syrah.

También cabe destacar que, con tanta carga icónica, en la presentación no iban a estar ausentes detalles como un packaging desarrollado por un ebanista que, exclusivamente, creó cada cofre para las 100 botellas doble magnum con las duelas de viejas barricas de roble de más de cien años.

«Lo que más me fascina de este Cien Cosechas es la forma en que crece, varía, se expande. Apenas han pasado seis años desde que lo hicimos y sigue totalmente vivaz,  se abre en la copa. Evoluciona. El año pasado tuvimos una especie de reunión familiar en la bodega, hablábamos de cosas de trabajo y, sin embargo, para todos el vino, este vino tan importante para nosotros fue el tácito protagonista. Creemos que, con toda esta carga de tradición y de amor, también aquellos que no sean de la familia van a poder experimentar un poco la pasión de tantas generaciones dedicadas a trabajar una misma tierra

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