Suerte de Cenicienta del vino (pero más que nada por estas latitudes, puesto que al otro lado del Atlántico la historia es bien distinta) el Merlot pareciera no tenerlas todas consigo. Puestos a desfacer entuertos la gente de Kaiken, con su winemaker Rogelio Rabino a la cabeza, ha decidido apostar por la cepa y nada menos que dentro de su línea Ultra.
Para darle marco se realizó un almuerzo a puertas cerradas en el coqueto bistró Las Pizarras donde Rodrigo Castillo preparó un menú especialmente para la presentación.
Entusiasmado, Rabino no sólo presentó la novedad sino que armó una pequeña vertical para demostrar la incipiente evolución del recienvenido más la posibilidad de conocer también un nuevo blanco bi-varietal de la línea Estate. Se trató de un assemblage de Semillón y Sauvignon Blanc de Agrelo, una zona que en la cosecha de este año pudo beneficiarse de las bondades intrínsecas del área más allá de una media de entre uno y dos grados por encima de lo esperado que adelantó la vendimia. Sin embargo lo acotado del nivel de precipitaciones fue un aliado ideal para garantizar la sanidad de las uvas con lo que los blancos tuvieron un muy buen prospecto. En este caso se trata de una mezcla a partes iguales de Semillón y Sauvignon Blanc con el primero más presente en nariz antes que en boca. Por supuesto el Sauvignon Blanc pertenece a una prosapia bien amable, con cero notas de ruda, más bien se hacen presentes cítricos y frutas de carozo blancas. Una acidez muy elegante, ligera y que por supuesto lo torna peligrosamente bebible.
En cuanto a la estrella de la presentación, se pudieron apreciar tres ejemplos de la cepa. Un Merlot 2014, el que se presentaba (2016) y una premiere de la cosecha 2017. «Teníamos que andarnos con mucho cuidado con el momento de cosecha con este Merlot– cuenta el winemaker- el aumento de las temperaturas eran un tema ya que hay que ser muy preciso con los tiempos para que la cepa dé lo mejor de sí. De hecho notaran que aquí no hay cosecha 2015. Eso fue mi culpa. Lo espere demasiado y cuando me decidí resultó que ya daba notas de sobre maduración. Por supuesto que el vino estaba muy bien y se utilizó para otra cosa. Pero no daba el punto específico entre acidez y especias que buscábamos para este nivel de línea.» Yendo al vino en sí, apenas con un par de años más de botella, la evolución del 2014 era muy promisoria y se convirtió un favorito automático entre los invitados. Hay que tener en cuenta que, tanto este como el 2017 eran Merlots al 100 % 100 a diferencia del que se estaba presentando. «Para el 2016 decidimos agregarle un toque mínimo, apenas un 3% , de Cabernet Franc porque entendimos que le brindaba un poco de vivacidad.» El resultado fue un vino de gran elegancia con un estilo que remeda a Saint Emillion, con taninos amables y una acidez que promete una muy buena evolución. Merece la pena de ser paciente.