Tinto a las brasas

Más allá del protagonismo que han adquirido recientemente las protestas de los veganos, hay que reconocer que, en nuestro país, una de las situaciones de consumo de vino más recurrentes es la de armar complicidad con el asado. Esto viene a cuento de la última incorporación de Doña Paula, que presentó un blend de tintas con los dos ojos puestos en las brasas.

 

Para que nadie se llame a engaño la convocatoria fue en La Carnicería, un reducto palermitano que supo nacer como opción al paso con poquitas mesas y una nutrida concurrencia de tacheros y que ahora sigue igual de pequeño pero que, merced al impulso de un trío de nuevos responsables entre los que se destaca el chef Hernán Gipponi, promete una experiencia novedosa.

 

El Doña Paula Smoked Red Blend 2018 resultó una grata sorpresa en más de un aspecto. No es que la bodega no reconozca la tendencia hacia vinos más ligeros, fáciles de beber y sin tanta injundia. De hecho en este mismo espacio hemos reseñado sus ajustes de estilo en su ícono en este sentido, pero su enólogo Marcos Fernández comentó que estuvieron desarrollando este proyecto pensando en mercados como el norteamericano (o el nuestro propio) que buscaban tintos para acompañar carnes asadas.

 

En una escalada digna de las celebraciones de Homero por la Guerra de Troya se fueron sumando los platos de La Carnicería, un chorizo con potente ahumado junto a huevos fritos de campo y papines o unos chinchulines de una doradez extraterrena con el Rosado de Malbec y un destacadísimo Riesling, de los escasos ejemplos que existen en el ámbito local y que vibra de notas florales y de petróleo, lo que habla de un excelente potencial de guarda, especialmente por tratarse de un blanco.

 

La bacanal siguió con costillar ahumado con unas surrealistas crucíferas de un violeta rabioso y el caballito de batalla de la bodega, un Malbec Estate 2018, preparando a todos para el arribo de la estrella de la jornada.

 

Habíamos hablado de las gratas sorpresas que deparó el Smoked. Y si bien es un nombre que no va a sembrar dudas entre los que busquen un tinto robusto, de buen tanino y presto para enfrentar un rosario de carnes rojísimas también, en el caso de quien suscribe, daba para pensar en un festival de madera tostada y la verdad es que no. «El punto es que hicimos un  montón de pruebas, buscando que el ahumado no tapase la fruta– comenta Fernández- y finalmente nos decidimos por usar la misma madera que muchos utilizan para sus asados, el algarrobo.»En cuanto  a la técnica del ahumado se quitan fondo y tapa de las barricas de roble francés de varios usos en las que reposó el assemblage por 9 meses y se los expone al ahumado de algarrobo por 15 minutos cada una. Luego se vuelve a ensamblar y se deja allí por otros tres meses. El resultado es un vino «gordito», con una ligera sucrosidad que no incomoda. El perfil que se buscó está claro desde las cepas que se sumaron a este Blend: Un contundente 60% de Cabernet Sauvignon, un 30% de Malbec y un 10% de Bonarda, todos provenientes de la Finca El Alto de Luján de Cuyo.