Con más de dos décadas de exitosa existencia queda claro que Cabaña Las Lilas ha ido más allá del concepto de parrilla hasta poder ser considerada un restaurant con un compromiso profundo con la carne. Y esto, que en absoluto pretende ser un juego de palabras, queda de manifiesto con los agregados de su propuesta y la rutilante inclusión de la nueva estrella de su carta: el Asado Especial.
Varias cosas se han ido sumando a este espacio buscando abrir el abanico y haciendo hincapié en incorporaciones como una renovada carta de tragos que, por derecho propio, merece su nota aparte. «Dentro de la oferta de Las Lilas hemos decidido sumar elementos esperados por nuestra clientela, especialmente los que llegan del exterior.- comenta Juan Ignacio Caverzaschi, nunca mejor dicho, responsable de los fuegos en el restaurant. – Contamos con una carta muy fuerte pero podríamos decir que muchos de los que nos visitan buscan una auténtica experiencia local y es por eso que, junto al trago insignia del grupo, el célebre Moscow Mule, se destaca un típico Julep de Cynar, una combinación de sabores bien porteños que también se linkean con la tradición que nos brindó la inmigración mediterránea y su gusto por los aperitivos.»
Decíamos que Las Lilas no pretende renegar ni tampoco ceñirse a su sino cárnico y eso se hace evidente en las entradas. Se puede optar por clásicos como una selección de achuras o empanadas al horno de barro pero también por platos como un sabrosísimo Tataki de Salmón. O un cosmopolita Steak Tartare presentado con el simpático gesto de hacerle probar a la mesa su versión base con la posibilidad de un up grade en el picor.
Pasando a la nueva incorporación estelar, claramente la fría letra de una gacetilla no podría hacerle honor a algo que más que un plato es realmente una experiencia. Cabaña Las Lilas cuenta con una selección de carnes de producción propia de índole superlativa y a eso se le suma la forma en que es preparada. Aquí no sólo se hace hincapié en un producto de óptima calidad sino también en un tratamiento igual de destacado. «Recibimos los cortes y los maduramos al vacío. En el caso de los que no tienen hueso por 21 días y en el resto entre 12 y 15.- Comenta el chef.- Para el asado especial se toman 12 días más cuatro extras, ya fuera de la bolsa, con las piezas untadas con manteca, ajo y hierbas para intensificar el sabor. A esto se le suma una cocción a baja temperatura de 16 horas con una terminación al fuego vivo para dorar la pieza.»
Tan promisorios como suenan los datos de su producción no dejan de palidecer cuando uno enfrenta el carrito filetador en que se sirve. Una pieza soberbia con sendas costillas salientes y que han hecho que más de un comensal renegase de su orden previa para probar la belleza que venía paseándose por el salón. La forma de cocción consigue que el asado quede jugoso y muy bien de sabor al punto de que no se lo cocina con salazón. Junto a las guarniciones se puede optar por una sal especial home made en base a una reducción de Malbec y sal marina. Apoyando apenas la carne allí la apoteosis en el paladar está garantizada.