Rápido y preciso

Nacido en 1963 el Rolex Cosmograph Daytona vió la luz con vocación de clásico. Dentro de una manufactura que ha hecho de lo reconocible de sus perfiles una parte inseparable de su ADN, la creación de este cronógrafo fue llamada a descollar desde que irrumpió en el mercado hace más de medio siglo. Y pese a lo novedoso de su impronta sin duda hoy el del Daytona debe ser el segundo diseño más reconocido de la marca.

Hablamos de diseño y lo bien conseguido que resultó su perfil como lo prueba el hecho de que no existan variaciones sustanciales entre el ejemplar primigenio y sus encarnaciones más recientes. Si hubiera que destacar algún aporte sería, primero, las protecciones de la corona y después la implementación del bisel de Cerachrom en 2013. Este último detalle no sólo hace su aporte realzando la apariencia total del modelo sino que, además,  le asegura una durabilidad inédita a los detalles de acabado. El punto es que este material, patentado por Rolex, no sólo resiste rayaduras sino que también es inmune a la radiación UV, algo que suele acabar desluciendo a materiales como el plexiglás que utilizaban los modelos anteriores.

En la última Feria de Basilea se pudo notar otra innovación con el modelo que adorna estas páginas. Se trata de la incorporación de un brazalete de elastómero negro de alto rendimiento. Demás está decir que este material es muy superior al caucho , resulta ligero y ergonómico e incluso hasta cuenta con una suerte de alma de titanio, un lamina flexible y ultra delgada que convierte al brazalete en algo virtualmente irrompible.

Sigue adhiriendo a la típica caja Oyster lo que significa que, en el modelo que aquí se reproduce, se talló en un bloque macizo de oro 18 quilates. Dentro late un calibre 4130 con una reserva de marcha de 72 horas.

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