Pasional

Como ya hemos reseñado en este espacio en más de una ocasión está claro el encanto que atrae a los actores más variopintos a entrarle al ruedo en esto de producir vinos. Y el del recientemente desembarcado Alpasión parece un ejemplo acabado. Fue un grupo de especialistas del mundo económico que pegaron onda por así decirlo y decidieron prolongar la experiencia con una joint -venture que acabó recalando en Mendoza. Y aunque ninguno de ellos tenía mayor idea del tema, más allá de la devoción como consumidores, sí les fue de gran ayuda su sólida formación en el mundo de los negocios. Por eso, lo que arrancó como una aventura redundó en un proyecto hecho y derecho que no para de sumar asociados a los ocho del grupo original.

 

Prácticos de toda practicidad decidieron ver viñedos por todo el mundo, de Francia a Portugal hasta terminar asentándose en los pródigos valles mendocinos. «Decidimos comprar un terreno virgen en Los Chacayes, una zona que en 2009 no tenía la fama de la que goza ahora– comenta Guillermo Cacciaguerra, asociado argentino  e ingeniero agrónomo del proyecto  – estamos buscando replicar los medios de producción más típicos sólo que sosteniéndolos con la última tecnología. Eso es bastante más sencillo dado que partimos de cero, no había nada plantado en nuestro terreno. Así que recurrimos a estudios de conductividad profunda para tener un mapeo muy preciso de la composición del suelo y de allí en más decidir qué sería lo mejor para plantar en cada parcela. Aunque contamos con un equipo con eminencia de locales, en la selección nos asesoró el experto chileno Pedro Parra.»

 

Puesto que su vino se iba a desarrollar en nuestro suelo, a la hora de elegir al principal responsable   decidieron volcarse por un crédito local. Tal fue el caso de Karim Mussi quien, más allá de su origen libanés, pertenece a una prosapia de viñateros con más de tres décadas en Mendoza. Así vieron la luz los vinos cuyo nombre saldría de sumarle a la pasión, el alma.

 

Decíamos que había una gran ventaja en que los miembros fueran avezados hombres de negocios de todo el mundo y acabasen convirtiéndose en virtuales distribuidores de Alpasión en las cuatro esquinas del globo.

 

«Aunque el proyecto aún no ha comenzado a dar sus frutos en el sentido estricto puesto que todavía no contamos con uva propia, decidimos no esperar y arrancar con la pata del enoturismo con un lodge muy exclusivo con sólo seis habitaciones e ir desarrollando nuestros vinos comprando uva de calidad al vecino Clos de los Siete. – continúa Cacciaguerra. – hemos tenido una muy buena respuesta y con una distribución afiatada vendemos absolutamente todo lo producido después de una primera partida experimental que fuimos probando (y diezmando) entre todos los socios. Ahora la línea ha sumado un par de tintos, tratando de completar un portfolio sin saltos. El nuevo Malbec nace para completar el gap entre el simpático entry level de Alpasión, What about me? y sus líneas Reserva y un Gran Cabernet Franc, ojo avizor entre lo que está bueno y lo que pide el mercado.

 

Esta presión de ventas que agota sus stocks los ha llevado a sacar sus vinos lo antes posible y quizás redundaría en su beneficio un poco más de tiempo en botella. Siendo de todos conocida la posición de Mussi sobre el tema «mineralidad» no sorprende que sus vinos estén plenos de fruta y que eso los vuelva un pelín agresivos a la hora de expresar una carga alcohólica innegable. Pero qué se le va a hacer, los vinos son una pasión pero también son un negocio. Y nadie va a dejar esperando a nadie cuando consiguió armar un nutrido grupo de consumidores ávidos.