Clásicos & vides

Tanto el mundo del vino como el de los autos clásicos parecen compartir un profundo respeto por valores como la tradición, la autenticidad y la belleza. Así que era cuestión de tiempo para que ambos espacios se cruzaran creando una carrera sosegada en el marco de lo más granado de los viñedos mendocinos. En este caso se trató del Rally de las Bodegas, una carrera de regularidad que hace poco cumplió su décimo quinta edición volviendo a aunar la belleza de máquinas de otro tiempo con el entorno natural de algunas de las mejores zonas de producción vitivinícola de Mendoza.

 

Lo que parece simplemente un paseo entre bodegas es en realidad una competencia clásica que debe cumplimentar un buen número de requisitos. Por empezar cada uno de los autos que participan deben ser avalados por la FIVA (la Federación Internacional de Vehículos Antiguos) que posee una representación local en nuestro ACA. La idea es que, primero y principal, se debe tratar de piezas originales (aparentemente el mercado estaría plagado de bellas réplicas). Una vez que cada vehículo ha sido aprobado se lo puede sumar a la prueba que es, básicamente, ajustarse lo más posible al horario que determina la organización para cubrir una distancia previamente pautada. Existen puntos de control intermedios y a cada tripulación, un piloto y su navegante, se le ofrece una hoja de ruta con la estipulación de cuánto deberían tardar en unir un punto con otro (las distintas bodegas en este caso). Se cuenta con un handicap especial dependiendo de la antigüedad del auto en cuestión siendo mayor para los ejemplares más añosos. Gana el que más se haya acercado a ese tiempo establecido. Por supuesto que, dado que se corre por rutas comunes y corrientes, los competidores deberán padecer el tráfico y respetar las normas vigentes como cualquier hijo de vecino.

 

Más allá de la precisión, claramente este tipo de carreras son una invitación al disfrute de manejar bellos autos en medio de paisajes de ensueño. Y para el caso que nos tocó para ilustrar esta nota la etapa fue llevando la competencia a la Bodega Trapiche, donde en su Espacio homónimo se pudo agasajar a los 150 participantes más sus tripulaciones y amigos.

 

A pleno sol el chef del Espacio, Lucas Bustos, se encargó del catering mientras que se degustaron espumantes y vinos de la línea Fond de Cave Reserva. Para matizar esta etapa en particular la bodega albergó el Concurso de Elegancia donde se eligieron a los autos mas bellos del Rally. « “Fue un placer para Trapiche acompañar un año más al Rally de Bodegas, un evento que rinde homenaje a estas joyas del automovilismo deportivo, que al igual que sucede con los vinos, van sumando valor con el paso del tiempo” – sostuvo Agustina Vela, responsable de Espacio Trapiche y anfitriona principal junto al chef Bustos del paso de otra edición del Rally por la bodega.