Barricada

Mas allá de la estacionalidad de un verano literalmente abrasador, la nueva onda de cervezas artesanales continúa en la cresta de la ola. Y si alguien debe saber de surfear temporadas allí tenemos a los marplatenses de Antares. La marca sigue sumando tanto franquicias como propuestas y tienen la nada desdeñable costumbre de ir creciendo sin relegar calidad ni inventiva a la hora de explorar nuevas opciones para una ingente masa de seguidores.

Y una de las más destacadas es la de ofrecer cervezas con paso por madera. La excusa fue la presentación de la Quad Belga Antares Monasterio y el resultado fue una recorrida por las dos anteriores ediciones de las Centinela 2015 y 2016.

Para los que tuvimos el privilegio de probar (y atesorar como puede verse en la producción de fotos que acompaña esta nota) la historia comienza nueve años atrás con los primeros intentos de hacerse de unas buenas barricas del célebre whisky nacional «La Alazana«. «Al principio no nos daban ni cinco de bolilla– rememora Pablo Rodriguez, anfitrión de la cata y socio fundador de Antaresfinalmente pudimos ponernos en contacto y cuando vieron que estábamos trabajando en serio accedieron a darnos una de sus barricas usadas«. El resultado fue algunos cientos de botellas de la primera Barley Wine con paso por barrica. En este caso no podría hablarse exactamente de añejamiento puesto que el tiempo de guarda en dicho envase puede ir de un mes a dos. «Lo hemos aprendido de la manera difícil. Parece ser que el momento de cortar el proceso y embotellar depende mucho de cada partida– Comenta Pablo- quizás no suene muy técnico pero, luego de un escrutinio permanente nos dimos cuenta de que había que embotellar cuando probáramos la cerveza y nos gustara. Nos pasó de tratar de ir un poco mas allá y que en vez de mejorar la cerveza se malograra.» De todos modos estos primeros ejemplos arrancaron con la variedad Barley Wine, la más potente de la marca, incluso con un pequeño extra de alcohol que además se le sumaba a lo que el paso por la barrica le aportaba redondeando unos intensos 14 grados de alcohol. «Para la siguiente serie de experimentos con barricas decidimos utilizar una fuente un poco mayor de toneles usados y recurrimos a los que descartaba Pernod Ricard. No sólo les pedimos que nos den sus barricas sino que especialmente hacemos hincapié en que las dejen con pequeños remanentes de la bebida original. El resultado fue El Centinela, otra Barley que presentamos en sociedad en 2015 y que cuenta con una nueva añada 2016.» Decíamos que parece que había que estar ojo avizor con el momento justo en que cortar el paso por madera, pero eso no significa que la cerveza  no continúe evolucionando en botella. Esto quedo clarísimo con la marcada diferencia entre 2015 y 2016. El año de botella había complejizado la impronta de esta barley recia donde se suaviza el alcohol pero comienzan a  emerger notas a frutos secos y chocolate amargo.

En el caso de la recién llegada Antares Monasterio hay que destacar que no es una barley como sus predecesoras. Aquí se eligió una cerveza trapense, una Quad Belga. De nuevo gran potencia alcohólica pero una paleta totalmente diferente. Grandes aportes de vainilla, banana y zapallos en almíbar. Claramente pedía ser acompañada por algo dulce. Y allí apareció el epitome de la frutosisequedad navideña: un rotundo pan dulce del célebre restaurant Plaza Mayor. Y Felices Fiestas.

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