Dos a la final

Con la entronización de la madera como presencia clave en lo que se consideraba un vino de calidad, la acidez y la fruta parecían condenadas a un segundo puesto en el paladar de los consumidores. Fruta era sinónimo de joven y para aquel que comenzó a beber menos pero con mayor conciencia varietal un rasgo que no debía primar. Se entiende, aún para los catadores menos avezados la madera es un rasgo que se descubre enseguida. Sin embargo ambos componentes son muy tenidos en cuenta por los enólogos a la hora de construir vinos de calidad.

 

«Tanto un elemento como el otro son igualmente importantes en la creación de vinos equilibrados- comenta Daniel Pi, Jefe de Enología de Trapichepor eso me resulta tan interesante la posibilidad de abrir un poco el juego, mostrando dos opciones a través de nuestras nuevas etiquetas Puro e Impuro.» Con el humor que lo caracteriza, Daniel Pi desgrana el derrotero del primer vino de la línea, pensado en su momento para el mercado inglés.»Allí lo llamábamos directamente Pure, pero tuvimos que ajustarlo porque para el lector castizo lo más probable era que acabara pronunciándolo Puré. Así que nos quedamos con Puro.»

 

Decíamos que para los creadores de vinos siempre es importante tener ambos componentes en su paleta. Vinos jóvenes con buena presencia de fruta junto a otros con mayor complejidad y elementos secundarios y terciarios que cuenten además con buenos taninos para asegurar una evolución elegante. «Este vino se había pensado para el mercado inglés, donde se aprecia mucho la fruta y el carácter joven que lo vuelve muy bebible– continúa el winemaker- y no es que sea ni mejor ni peor que otros tintos más complejos. Ésta es una opción que elegimos y apartamos justamente para que aporten esas características. Y fue una grata sorpresa cuando la gente de la bodega decidió presentarlo también en el mercado local.»

 

Aquí toma la posta Lisandro Luppi, Gerente de Marketing de Trapiche: «Pensamos que, si lo presentábamos internamente tendría que ser como parte de un juego, contraponiendo un Malbec neto y frutal, sin presencia de madera, a uno más complejo y que tenga, ahora sí, un paso por barrica. Aunque aún no está definido, es muy probable que ambos vinos se presenten en una caja doble. Dado que pertenecen a una gama media de precios, podría decirse que el consumidor ya tendría de hecho la posibilidad de comprar y comparar al Puro y al Impuro.»

 

Hay que entender que, si bien ambos vinos cuentan con uvas de Malbec provenientes del Valle de Uco de parcelas entre los 1000 y los 1400 metros de altura, no son lo mismo con y sin madera. Cada uno es diferente, pensado para aportar lo suyo. En el caso del Puro con una carga alcohólica importante de 14 grados contra los 14,5 del Impuro aunque esa presencia está muy bien manejada en ambos casos y no se siente en nariz.

 

Puestos a la degustación se ve claramente la linealidad del Puro, joven, con fruta fresca y muy fácil de beber. En el caso del Impuro, este Malbec-Malbec ha pasado por una combinación de barricas nuevas y de varios usos, para equilibrar el aporte de la madera.

 

Más allá de preferencias y juicios, la idea, sumamente divertida y muy didáctica, es atreverse a ver qué nos pasa en la comparación. Sumando una propuesta más al espectro de posibilidades que nos da el vino y discerniendo por nuestros propios medios cuál nos gusta más. O cual nos sirve mejor para determinada ocasión de consumo.