Una noche habanera

A vuelta de pandemia todos estábamos ansiosos por volver a juntarnos y esto no fue distinto a la hora de celebrar una nueva edición del Habano’s Day que, además, coincide con los 55 años de la marca Cohiba. La cita fue en Círculo Italiano donde un nutrido grupo de entusiastas de los humos de la Isla Grande pudieron pasar un noche soñada.

Cohiba no sólo es una marca señera y francamente legendaria para el mundo de los amantes de los puros sino una vara altísima contra la que se miden en desventaja los mejores tabacos del orbe. Purotabaco, la distribuidora exclusiva de todos los habanos que se venden en el país enfocó su festejo dándole un protagonismo excluyente a la primer marca revolucionaria.

Más allá de no querer ser auto referencial no puedo dejar de recordar las propias aventuras con los frutos de El Laguito, desde haber sido el primer periodista en contar la historia de Cohiba fuera de Cuba o de ser uno de los poquísimos que entrevistaron a su legendaria segunda directora (y primera mujer al frente de la marca), la recientemente fallecida Emila Tamayo.

Los habanos que el torcedor devenido chofer de Fidel, Bienvenido Perez Salazár le ofreciera al Comandante en su auto allá por 1963 iniciarían un glorioso derrotero desde ser un regalo exclusivo para mandatarios y cabezas del Partido Comunista Cubano hasta convertirse en la marca más prestigiosa del nutrido panteón del vitolario habanero.

Por ello parte del presente de bienvenida sería un elegante Siglo III con el que los invitados matizarían la velada. Con Favio Palazzi y Liudmila Blez como anfitriones, la idea fue reunir a entusiastas a uno y otro lado del mostrador para rendir tributo a lo mejor que producen las selectas vegas de Vuelta Abajo en una noche donde no faltaron orquesta en vivo y números de baile. Incluso se contó con la presencia de representantes tan reconocidos como José Miguel Salvador, de la reputada Casa del Habano de Santiago y sobre todo la experta local Blanca Alsogaray quien mantiene viva la tradición del habano en su propia Casa (tercera en ser creada en todo el mundo y pronta a cumplir sus primeras tres décadas) dirigida junto a su hija Lucía. En la misma generación (y con el mismo oficio) también se destaca su hermana Ana, con el bar de puros Prado y Neptuno.