La proliferación de etiquetas, tanto del derivativo que hace alusión a la botella como un todo, como de la palabra que usamos para mentar el adorno del frente, ha traído aparejado un fenómeno doble. Por un lado la elongación extrema de una imaginación al borde del colapso a la hora de bautizar tales nuevos vinos. Y por otro la creación de la etiqueta que habrá de representarlos.
Mas allá del caso que nos convoca, sin duda en algún momento deberíamos dedicarle una reflexión más meticulosa a este tema. Y cuando digo el caso que nos convoca me estoy refiriendo al ilustrador y humorista que firma como Liniers y su colaboración con sendas etiquetas para la última presentación del misterioso tinto Alma Negra.
Bien tenemos que reconocer que Ernesto Catena nunca ha tenido problemas a la hora de bautizar o hacer el arte de sus vinos. Para muestra vayan los Tikal o los Siesta (en rigor de verdad un apócope de «Siesta en el Tahuantinsuyu»). O las Rousseaunianas (de Henri, no de Juan Jacobo) ilustraciones de la serie ANIMAL. Con estos antecedentes a nadie podría sorprenderle que convocara a Liniers para hacer una mini historieta de cinco cuadritos para sus Alma Negra.
Otro rubro en el que Catena tampoco manifiesta timidez es en el packaging novedoso. Aquí volvemos al ejemplo del Gran Siesta que, para mentar su origen como ofrenda soterrada en la Pacha Mama, viene en un cajoncito que a su vez contiene una botella magnum dentro de un adobe que el Vicepresidente de Wine Artisan disfruta partir contra el suelo cuando la ocasión lo amerita. Para el caso se creó un estuche pentagonal que, por cada una de sus esquinas, tiene una botella de 500 ml con uno de los componentes secretos de Alma Negra, todo coronado por una botella magnum de la misma. Para los que no estén familiarizados con este vino, desde su origen nunca se especificó de qué estaba compuesto su assemblage. Por lo tanto el Alma Negra conserva un estilo pero nunca sabemos cómo van ajustando su receta. Bien que aquí tampoco hay especificación alguna, sólo un mínimo episodio de un señor con sombrero que arranca con el descorche, luego escancia, observa, huele y termina bebiendo casi decúbito dorsal. Este fue un tema polémico, puesto que el borrachín es la bête noire de cualquier productor de vino de alta gama. Se supone que la gente disfruta pero no derrapa con sus productos. Finalmente el tema fue zanjado salomónicamente por el propio Ernesto con un «para tomarnos el tema en serio ya estamos nosotros.» Y así le dio luz verde a la última viñeta de Alma Negra by Liniers.