Mientras que el culto al cervecerío «fatto en casa» comienza a desbordar cual cancha de paddle, está bueno recordar a los que estuvieron en el arranque y supieron labrarse un espacio a fuerza de laburo, inventiva y calidad. Esto viene muy a cuento de la marplatense Antares y sus tan felices como vigorosos primeros veinte años. Como corolario de una serie de festejos que fueron dándose durante el año y con sus tres creadores a la cabeza la marca armó un menú de pasos con otro MDQ, Patricio Negro una de las patas del reconocido restaurant Sarasa Negro para presentar la creación que rubrica tan magno evento: Antares 20 años.
La cita fue en en en el primer espacio de su desembarco palermitano, Armenia 1447 y allí recibieron a la prensa los máximos responsables del proyecto que arrancó allá por 1998. Leo Ferrari, brewmaster y fundador de Antares junto a su esposa Mariana y Pablo Rodriguez fueron los anfitriones de lujo de esta alianza inédita con uno de los mejores exponentes de la cocina atlántica. «No buscábamos hacer una cerveza que reflejara específicamente un determinado estilo, más bien algo innovador, así que nos decidimos por sumar a la serie del Proyecto Barricas, cervezas pensadas para la guarda, con buena carga alcohólica y paso por madera. » Dentro de esta línea aún se recuerda la primigenia Barley Wine emparejada con La Alazana, primera marca de whisky single malt argentino. Luego vendrían las Centinela y hace poco una Russian Imperial Stout dedicada a nada más ni nada menos que Catalina La Grande. El tema de la carga alcohólica no es menor y hay que tener en cuenta que el paso por madera es de días o semanas y que la verdadera evolución se da luego en la botella. Para esta Antares 20 años se recurrió a levaduras belgas, que aportaron notas sumamente especiadas, cardamomo y clavo sobre todo, más unos potentes 11 grados de alcohol. Esto produce un efecto de calidez en el paladar que se conjuga con el resto de una paleta compleja que no puede (ni debe) beberse así como así.
Tanto es el respeto y el cariño que les infundió su propia creación que la gente de Antares decidió convocar a su paisano, el reconocido chef Patricio Negro, para que ideara un almuerzo de pasos para acompañar una cerveza con vocación mítica.
Parece una sorpresa que, con el tremendo litoral marítimo con que cuenta nuestro bendito país, a nadie se la haya ocurrido desarrollar un restaturant específico en un lugar tan conspicuo como Mar del Plata. El punto es que muchos chefs tienen grandes platos con pescado, pero ciertamente hacía falta un espacio que se beneficiara del acceso al producto fresco y cercano y elevara la apuesta. Pues bien, precisamente la aparición del restaurant Sarasa Negro llegó para ocupar ese espacio.
En el almuerzo el primer paso fue un carpaccio de besugo marinado con naranja. Con tan marcada preeminencia cítrica aquí se eligió otro clásico de Antares, la Playa Grande.
A partir de allí la protagonista de la jornada iba a acompañar cada uno de los pasos. Siguió uno de los destacados de la lista, un tartár de atún rojo apenas sazonado con espuma de papa y una yema curada. El tema fue que, al rasgarse la yema, su contenido era una explosión de sabor. Y picante. Justo para apaciguar con los potentes alcoholes de la 20 Años. A continuación una pesca blanca del día con espárragos y habas dejaba también en claro su versatilidad, acompañando un plato mucho más sutil. Por supuesto una versión de barrica no iba a decepcionar en lo que, indefectiblemente, podría creerse como su maridaje obligado: con la mesa de dulces. Sin embargo para el cierre Ferrari decidió, literalmente, doblar la apuesta con una versión Eis Bier, un estilo de concentración por congelamiento que puso a la 20 Años por encima de los 21 grados de alcohol. Una experiencia diferente para que amigos y colaboradores puedan atesorar en su memoria palatina.