Con una ayudita de mis amigos

La cercanía del final del año no arredra a la gente de Clos de los Siete, quienes ya habían presentado su edición 2013 hace no mucho y que ahora se desmarcan con una mini vinexpo no sólo con preview del Clos de los Siete 2014 sino con varios ejemplos de lo que producen sus miembros dentro y fuera del proyecto. Como ya hemos consignado en este espacio el Clos fue un sueño del enólogo, flying winemaker y referente indiscutido de la viticultura, Michel Rolland. Ojo avizor fue uno de los primeros en reconocer los valores de una zona como Vista Flores. Allí compró unas 850 hectáreas  e invitó a varias familias bordolesas con reconocidos emprendimientos en sus chateaux para que formaran esta alianza inédita en la industria. Básicamente la idea sería que cada uno de sus miembros cediese una parte de su producción para conformar un assemblage definido por el propio Rolland, mientras que con el resto podrían hacer sus propios vinos. Mucho ha pasado desde aquel entonces y de los siete originales ahora solo quedan cuatro. Sin embargo el vino en común ha seguido, sin declinar nunca, un derrotero más que atendible.

 

Por eso uno de los puntos que más destacó fue la mini vertical propuesta con las añadas 2006, 2010, 2011 y 2013, más la preview absoluta del 2014 «Queríamos mostrar la evolución de una primera década en botella– cuenta Ramiro Barrios, Gerente General de Clos de los Siete- y también dar la oportunidad a los especialistas de que puedan comparar las diferencias y las continuidades que se han ido dando en nuestro vino».  Y de veras que fue una experiencia enriquecedora. Especialmente en el caso del 2006, con una gran elegancia, un color que no parece mostrar trazas de esa década pasada. La fruta y cierta mineralidad le dan capas de complejidad y le auguran un muy buen potencial para continuar con la guarda.

 

Sin duda una de las presencias más esperadas dentro del grupo es la de Marcelo Pelleriti, el responsable de los vinos de Monteviejo. Humilde de toda humildad estuvo escanciando sin parar, contando sus experiencias como sommelier de facto en Inglaterra y explicando, entre otros temas, las particularidades de sus blancos con y sin madera y que, sin embargo, comparten un peso y un largo de boca que son la firma de su trabajo.

 

También se pudieron degustar los vinos de Bertrand y Jean-Guy Cuvelier, desde el super reputado (y con escasos  tres mil ejemplares) El Cuvelier, hasta los ejemplos que la familia produce al otro lado del Atlántico. Ésta también fue una novedad de la mini exposición: que todos sus miembros mostrasen asimismo lo que hacen en sus viñedos franceses.

 

Para la gente de Diamandes esa doble entrada se llevó toda las palmas con unos blancos increíbles (y no porque sus versiones tintas sean menos destacables) Pero ese nunca mejor denominado savoir faire brilla con un viognier superior, con una gran relación precio-calidad ademas, de una elegancia y sutileza vaporosas. Por supuesto allí también campea su suntuoso Chardonnay y se pudo cerrar la experiencia con su Château Malartic-Lagravière White 2008, un blend de blancas vintage que hace entender el lugar que los vinos blancos pueden tener incluso como creaciones pensadas para la guarda.

 

Finalmente Mariflor, la bodega que el propio Rolland maneja junto a su esposa y colega, la encantadora Dany Rolland, mostró varias novedades. Desde Vista Flores un excelente Pinot Noir más el potente Savignon Blanc con sus tan reconocibles como marcadas notas de ruda y desde Francia un Fronsac Château Fontenil 2009 que era pura delicadeza.