Dentro del mundo del vino sin dudas Cafayate es la joya del NOA. A sus especialísimas condiciones productivas se le suma una ubicación soñada dentro de las bellezas naturales de Salta. La zona tiene una larga tradición en el rubro y, más allá de ciertos estereotipos a la hora de percibir sus vinos, no para de evolucionar hacia expresiones cada vez más sofisticadas.
Esto también se ha hecho extensivo a sus propuestas de alojamiento y gastronomía y Patios de Cafayate es un ejemplo cabal de la más virtuosa conjunción de los tres elementos. El regio hotel está emplazado dentro de los viñedos de la bodega El Esteco y posee una planta de inspiración jesuítica tan antigua como majestuosa. Haber tenido la suerte de visitarlo en más de una oportunidad nos brinda la posibilidad de ser testigos de la evolución de «La Rosa«, el restaurant del hotel.
A lo largo de los años «La Rosa» ha visto desde arranques limitados por la falta de experiencia de servicio hasta las veleidades transplantadas de chefs que no acababan de comprender la necesidad de una identidad norteña y de calidad a la hora de plantear su oferta. Sin embargo, con sus más y sus menos, este proceso fue parte de una búsqueda que, en la actualidad, esta mostrando sus frutos.
Hoy pueden dar fe de tales resultados tanto la carta como el equipo del restaurant. Empezando por su actual chef, Virginia Marín. Esta cafayatense inquieta ha sabido hacer su aprendizaje tanto dentro como fuera de «La Rosa» y de esa experiencia surge una muy buena propuesta gastronómica que, ahora sí, parece haber encontrado una expresión de alta cocina reflejando los productos del norte. «Pude viajar y estar en contacto con técnicas modernas de cocina de otros países y desde Patios siempre se alentaron tales intereses. Eso posibilitó una mirada más fresca y moderna a la hora de plantear nuestra propia carta. Pienso que tiene que haber una conjunción entre conocimientos técnicos y saberes regionales a la hora de proponerle al visitante una experiencia acabada de lo que puede ser la comida en Cafayate.» afirma Marín. También es de destacar que todo el equipo, tanto en los fuegos como ante las mesas, sea local. «Aquí se vuelve a poner en evidencia la apuesta de Patios por contar con una planta local pero formada para dar un servicio de excelencia.»
En los ejemplos de su cocina siempre se recurre a las mejores carnes de la zona, se reinterpretan clásicos como el risotto (imperdible el cremoso de quinoa con cordero) e incluso se suma una huerta orgánica propia para proveer tanto verduras como hierbas.
Una buena forma de probar un poco de todo es recurrir al menú de pasos. «Cumbres» brinda un buen panorama de lo que la gastronomía de un cinco estrellas del NOA puede ofrecer. Están las empanadas pequeñas, fritas y de carne cortada a cuchillo junto a platos como un principal de bondiola de cerdo braseada de cocción larga con papas criollas hasta una degustación de postres con los típicos sabores del queso de cabra, el cayote y el cuaresmillo. Y cada paso acompañado, como no podía ser de otra manera, con una selección de vinos de El Esteco. Para cerrar es absolutamente recomendable el té de hierbas frescas del jardín que se cortan al momento delante de uno.