No es bueno que el trago esté solo. Y por eso se inventó el tapeo. En el espacio efervescente de cultura y comercio del Mediterráneo a algún proto bartender se le ocurrió cortar una rodaja de pan o un pedazo de jamón para tapar una bebida y voila! nació una alianza que dura hasta nuestros días. Con la doble entrada de su cuna mediterránea y una sólida cultura de barra, la gente de Gin Mare se propuso azuzar la inventiva de chefs y cantineros para premiar la mejor conjunción entre tapas y cocteles.
Por supuesto que mucho beberaje ha pasado por el gaznate de aquellos primeros ciudadanos del Mare Nostrum y de las sencillas rodajas de algo se ha ido construyendo casi una rama autónoma de la gastronomía, especialmente en España. Por eso no sorprende que Gin Mare, un hijo dilecto de la Costa Dorada catalana, haya propuesto apostar por la creatividad de emparejamientos con un suculento premio de 100 000 pesos para la dupla ganadora de sus Gastromixology Sessions 2019.
Finalmente quedaron tres finalistas que se vieron las caras y mostraron lo suyo en J.W. Bradley. Para elegir a quien habría de salir victorioso se contó con tres jueces de lujo: La pionera de la sommellerie local, Marina Beltrame; Roberto Nishida, Chef Ejecutivo de Dashi y Hector Vega, Brand Ambassador de Dellepiane Spirits.
Arrancó la contienda la gente del Negresco Bar del Hotel Palladio con su Mediterranean Smash. Sobre la base de Gin Mare Carolina Infuma sumó un bitter cítrico propio y almíbar de albahaca. Junto al garnish de tomate y albahaca se conseguía el efecto de que uno arrancase oliendo y esperando algo estilo capresse para luego refrescar con una fuerte presencia de limón. Para la tapa Ale Fusco armó una galleta de romero con tomate y pesca blanca ahumada y polvo de aceituna, inspirándose en varios de los botánicos que suman a la particularísima impronta del gin anfitrión.
En segundo lugar, representando a Bagatelle, el coqueto bistró ubicado en el Hipódromo de Palermo propuso Aquitania. El barmanager Ramiro Locaso también recurriría a la clave cítrica merced a la presencia de lima y bitter de naranja con un grado de picor aportado por el almíbar de jengibre que quizás fue lo que más lo diferenció de su competidor previo. Todo completado con soda de hongos de pino. Aquí el chef Sebastián Carci creó una tapa con langostino saltado en oliva, bisque perfumado con sake y mil hojas de batata con un toque de aceite de trufa.
Para finalizar fue el turno de 878 con la propuesta más interesante, compleja y jugada a juicio de quien suscribe. Se trató de Albarizo, una creación de Lucas Rothschild. Como su nombre lo indica se basó en Jerez (infusionado de naranjas sanguíneas) con un toque «dirty Martini» de vermouth blanco La Fuerza. Aquí la tapa realizada por el chef Emi Belardinelli fue directamente dulce, un alfajor of sorts de chocolate amargo, un toque de dulce de leche, secuencia de puntos en su superficie y flores de borraja.
Finalmente fue Bagatelle quien se alzó con el premio mayor mientras que sus colegas recibieron productos de la marca con un más que simpático packaging por haber completado el podio.