Lejos, lejos de casa los Neelands acudieron al llamado de la viña. Bastó una visita a The Vines apenas once años atrás para que esta pareja de galeristas canadienses se enamorase perdidamente del Valle de Uco. De allí a comprar algunas hectáreas primero y comenzar a construir su segundo hogar en la Villa de los Enólogos apenas hubo un paso (o dos). La pareja creó Solo Contigo, con líneas de vinos que juguetean con títulos de una picaresca amorosa como Affaire o Primera Amante.
En los pocos años que llevan en la industria e imbuidos de un sentido de búsqueda acaban de desembarcar con dos nuevas líneas bajo la égida de su enólogo, Pablo Marino. Acompañado por su Gerente General, Mariela Ilardo, invitaron a la prensa a una cena de pasos en el bistró de Darío Gualtieri para probar en detalle las etiquetas de estreno.
El primer contacto con los recién llegados fue a través de un blanco, el Develado Chardonnay- Sauvignon Blanc 2019, aún huérfano de etiqueta puesto que llegó a ultimísima hora para la degustación. «Pienso que es un claro ejemplo de ésta propuesta– comenta Marino– seguimos apostando por vinos que expresen su origen, tanto éste como los dos tintos están elaborados a partir de uvas propias de Los Chacayes y han sido co-fermentados. No tienen paso por madera para tratar de realzar la fruta. No buscamos tanto notas secundarias como seguir dando ejemplos de tipicidad, frescura y una enología de intervención mínima.» Aunque le vendrá bien un poco más de botella, este blend apuesta a la fruta blanca, con una marcada nota ácida de ananá y leechi. Con un largo de boca equilibrado brilló junto al primer paso de la cena, unos pulpitos de cocción lenta tan pequeños como sabrosos con un side terroso de papa Oca y huancaina.
A continuación llegaron los tintos, prestos a acompañar a una pechuga de pato confitado (que ranqueó entre los pasos más celebrados de la velada) con puré de Topinambur, apionabo y salsa de tomillo. Ambos dos ostentando una etiqueta descontracturada con un hombrecito haciendo parapente. «Es un poco un reflejo de nuestra posición, de lo quisimos representar con esta nueva línea– acota Ilardo– una propuesta que desafía límites, que apuesta por lo nuevo.» El primer ejemplo fue un Develado Syrah-Garnacha 2019. La ecuación 60/40 se hace patente en la preeminencia de notas especiadas aunque frescas. Hay cuero y tabaco conforme se va abriendo en copa. A renglón seguido se sirvió, aun con el mismo plato, un assemblage de Cabernet Sauvignon y Franc en una proporción 85 y 15. El primero se revela con la impronta típica de la cepa en Los Chacayes, todo filo y briosidad redondeado y aplacado en parte por el aporte del Cabernet Franc. Jugoso y con buen medio en boca.
La carne roja hizo su aparición con un cordero braseado en salsa de res. La grasa y su rotunda presencia clamaban por tintos más potentes y complejos como los de la nueva Casa de las Musas. Haciendo alusión directa al amor que sus creadores sienten por las Bellas Artes, estos dos tintos de corte ofrecen un perfil más sofisticado con paso por madera de diversos usos «Aquí hicimos la co-fermentación en barricas de roble de 6000 litros y apostamos por una expresión más europea, con un aporte mayoritario de Merlot– explica el enólogo» A ello se le suman Cabernet Franc, Malbec, apenas un toque de Cabernet Sauvignon y 15 meses en barricas francesas de primer y segundo uso.
Finalmente, y dejando en claro la inspiración europea, llegó un GSM, a mi juicio quizás el vino más interesante de una noche donde no faltaron piezas dignas de atención. Garnacha y Syrah a partes iguales con un leve toque de Monastrell. Aquí hubo una fermentación en tanque de 18 días con levaduras indígenas y, para completar, un año de barrica francesa de segundo uso. Tiene un gran potencial, un poco «agarrado» al comienzo, pero luego se abre y muestra notas especiadas y de un tostado muy atrayente. Cabe recordar que ambos blends son 2018.