Nunca mejor dicho aquello de que las comparaciones son odiosas, especialmente cuando la ropa de un santo remeda muy de cerca al sayal del vecino. Muchos pueden sentir sospechas al caer en la cuenta de las grandes semejanzas entre los dos bourbons mas vendidos del planeta. Y esto, por suerte, se puede zanjar con un método asaz sencillo, comparando ss natalicios.
Para poner este y otros puntos en claro la gente de Dellepiane ha decidido presentar en el mercado local al bourbon que lo comenzó todo: Evan Williams. El punto es que su competidor es el Tennessee Jack Daniels quien entró al mercado varias décadas después y decidió homenajear afanosamente la negra etiqueta de su whiskey más reconocido.
Con un simpático ágape en Rey de Copas prensa, bartenders y amigos de la casa pudimos ponernos al corriente de la prosapia del bourbon que dio, como decíamos, el puntapié inicial allá por 1783. Evan Williams fue un verdadero entrepeneur, que tanto se dedico a la capitanía de barcos como a la construcción e incluso fue muy reconocido como político. Este virginiano de origen galés se instaló en la vecina Kentucky para descollar en el rol que le daría eternidad a su nombre, la producción de bourbon. Como siempre, se trató de hacer de la necesidad virtud, o de utilizar los medios a la mano. Por tanto nada mejor que el abundante maíz americano para crear esta versión tan particular del whisky de las landas escocesas. Y sí, no sólo se trata de una diferencia en como se lo escribe, la E en whiskey también marca que se trata de una bebida con su propia idiosincracia. Para empezar y a diferencia de su contraparte europeo, los whiskeys americanos no se ahuman con turba y utilizan siempre barrica nueva con una alto grado de tueste. Es de allí que el bourbon va a llevar como su rasgo mas representativo esa nota dulce del alcohol de maíz sumado a una interacción muy importante con la madera virgen.
Este carácter meloso es uno de los motivos que lo ha hecho gozar de gran aceptación, puesto que aquí nunca van a sentirse notas demasiados especiadas ni los dejos medicamentosos del iodo o la turba. También, y merced a esta misma presencia de cierto dulzor, se van a hacer muy amables unos rotundos 43 grados de alcohol, por encima de los 40 clavados de sus primos allende el Atlántico.
Para dejar en claro lo mejor de sus posibilidades los responsables de la barra de Rey de Copas optaron por combinarlo en cuatro versiones donde, como no podía ser de otra manera, se destacaba el Old Fashioned. Un cóctel bien alcohólico y elegante que haría sin dudas las delicias del casting completo de Mad Men.