Hace unos quince años que Santiago Reta, mordido por el bichito del vino, decidió dejar su puesto en comercio exterior de grandes bodegas como Lagarde y Zuccardi y ponerse a producir sus propias etiquetas. Más allá de su perfil inquieto supo rodearse de grandes colaboradores como su enólogo Giuseppe Franceschini. Dentro de un portfolio que desde el vamos apostó por las partidas acotadas llega un Blend tope de gama con apenas 1036 ejemplares.
Verso Perverso es el nombre, inspiración de la esposa de Santiago, haciendo un poco alusión al cansancio por la muchas veces excesiva propensión a la lírica de la que adolecen los comentadores del vino. Pues bien, nada más lejos de la prédica de Finca La Escarcha.
Como no es bueno que el vino esté solo se lo acompañó con varios de sus hermanos y los platos siempre excelentes de Pol Lykan en Freud & Fahler donde se escogieron una media docena de pasos para emparejar otros tantos vinos. Es una pena que Pol no considere mostrar sus simpáticos bosquejos a la hora de plantear los platos, que quien suscribe encuentra encantadores, pero que por supuesto jamás publicaríamos sin la anuencia de su autor.
Finca La Escarcha ocupa unas 30 hectáreas en La Arboleda de las cuales casi todas están plantadas. «Si bien llevaba varios años dedicado a la industria del vino, encargándome de la comercialización de grandes bodegas, estaba deseando algo más, algo que completara mi devoción con este producto increíble– comenta Reta- así que fue un paso lógico emprender con mi propia finca, arrancando virtualmente desde cero en este rincón de Tupungato a unos 1000 msnm. La idea era respetar la topografía del lugar, incluso con sus lomadas, plantando en orientación noroeste para optimizar los momentos de sol. Es una zona particularmente fría con mucha presencia de caliche, algo que nos interesó y que creo que le da, en buena medida, el sello que distingue a nuestros vinos.»
Sin dudas se puede decir que ese microterroir está signado por un suelo austero y calcáreo que le brinda a sus vinos una muy buena acidez. El nombre de su línea principal Entrelíneas tiene una referencia clara a las hileras de espalderos pero también a la búsqueda de lo mejor de cada pequeño espacio incluso hasta salirse de ellas.
La última vez que probamos sus creaciones (donde también se nota la mano del enólogo Giuseppe Franceschini) se había presentado un Blend de Blancas sumido en el misterio y la falta de etiqueta, que habría de ser el puntapié inicial de un apartado diferente, con Blends que no pertenecerían a Entrelíneas. Y resultó ser el Encubierto con el que ahora se abriría la cata. El punto fue que, en un principio, no estaba registrada en nuestro país la Rousanne, su cepa mayoritaria. Lo que sí se conocía era el reputado Viognier que completa la ecuación. Para emparejarlo Pol presentó un delicado plato de trucha curada con manzana verde. Cocina de producto que maravilla por su puesta en funcionalidad de los vinos pero sin descuidar la contundencia neta de cada sabor.
Siguiendo en el rubro blancos llegó el turno del Entrelíneas Viognier, sin dudas una de las etiquetas más recomendables de la bodega. Reta siempre manifiesta su respeto por las escasas versiones que existen en el mercado pero el hecho es que la suya no tiene nada que envidiarles e incluso se desmarca con una cosecha ligeramente tardía que redunda en una cota de alcohol inédita para un blanco (15.3). Sin embargo ese mismo alcohol le da un toque apenas licoroso que casa de maravillas con las notas aportadas por la barrica francesa y el contacto con las lías. Salió con una tostada de brioche con pomelo sanguíneo, melón y queso ácido.
El Encubierto Red Blend fue el elegido para pasar a los tintos. Con una ligera predominancia de Malbec y partes iguales del resto de Syrah y Cabernet Sauvignon se sirvió junto a una pieza de cerdo con arándanos y rúcula. Hablando de Syrah, el siguiente paso contó con el representante de Entrelíneas, posiblemente una de las más interesantes y recomendables expresiones de la cepa en nuestro país. Goloso aunque sin empalagar, consigue un muy buen balance entre notas cárnicas y ligeros toques florales. Y la acidez suaviza toda vez que redondea el ensamble.
Y llegó el turno de la estrella de la velada (aunque fue al mediodía). Luego de haber abierto el juego a los Blends de Encubierto, era de esperar que el próximo paso fuera subir en la escala buscando lo mejor de lo mejor con este corte de 2015. Aquí se suma el Malbec al Cabernet Sauvignon y por supuesto al Syrah con apenas un toque (6%) de Petit Verdot, todo co-fermentado en vasijas ovoides de concreto con pisoneo y remontajes diarios para asegurar el grado exacto de extracción que buscaban sus creadores. A renglón seguido se lo trasegó a barricas de roble francés de 225 y 300 litros donde maduró durante 16 meses. El resultado es un ejemplar soberbio, con una impronta muy boticario,-billete- masón en la etiqueta que hay que agradecer a los chicos de Caliptra, que parecieron entender este espíritu entre juguetón y de clásico instantáneo. Mientras que Carolina Ochoa, esposa de Santiago y quien propuso el nombre, teme a los guitarreos de los comentadores, es justo reconocer que toda esta bodega tiene una apuesta muy clara por la calidad sin vueltas. Este Verso Perverso, como su epítome, está cabalmente anclado a la realidad y a lo que resulta de hacer las cosas bien, con amor y a consciencia.