Quizás sea por su impronta conservadora (y sin duda por la calidad de sus vinos) el tema es que Achaval-Ferrer parecería estar con nosotros desde siempre. Pero el hecho es que este proyecto de Santiago Achaval y el winemaker italiano Roberto Cipresso apenas lleva en el Valle de Uco poco más de 15 años.
Con una producción más volcada a la exportación que al mercado local, que incluso llegó a ingresar en el codiciado Top 10 de Wine Spectator con su Finca Bella Vista 2010, o alcanzar en Decanter la mayor puntuación para un vino sudamericano, 99 puntos para su Finca Altamira 2009, podría decirse que sus vinos han sido más ponderados que bebidos.
Bien, eso va a cambiar. Doblando el diez por ciento de su producción actualmente dedicada al mercado interno y, muy especialmente al dejar su distribución y comunicación en manos de Wine Supply. Claramente estos aires de cambio ya se manifestaron desde el mismo arranque de esta alianza que propuso un generoso asado en El Mercado del Faena para presentar al Quimera Edición Limitada.
Justamente uno de los rasgos más distintivos de este nuevo integrante de la línea Quimera es una etiqueta completamente distinta de las conservadora a dos colores. Para el caso se convocó a la artista plástica española, residente en Estados Unidos, Loreto Alcoba Más.
Así, el propio Cipresso presentó este nuevo blend, cuya constitución nunca se repite, con una clara preeminencia de Malbec (50%, de Medrano y Lujan de Cuyo) más Cabernet Franc, Merlot, Cabernet Sauvignon y un mínimo toque de Petit Verdot. Todo dentro de la novedosa técnica del warm-blend donde ambos winemakers no ensamblan los vinos terminados sino que van probando las uvas y las van eligiendo para macerarlas juntas. Por supuesto siempre de viñedos añosos y con un rendimiento muy acotado. Al punto que los producidos de dos plantas se reducen a la consecución de una sola botella de Quimera.