Rutas, recuerdos y camaradería parecen los pilares de la relación de este grupo de amigos que firman como Los Mosqueteros y de tres hacen cuatro. Los hermanos Durigutti honrando su fama de inquietos proponen una nueva línea de vinos que, sólo en una aparente contradicción, se llama OLD. Pese a que es un acrónimo de la pandilla en cuestión (Oberto, Longo y los dos Durigutti, Héctor y Pablo) también alude a ese tiempo que se hace tan necesario a la hora de formar una amistad, recorrer un camino o mantenerse tibio con los dulces rescoldos de la memoria.
Si todo en este nuevo lanzamiento suena muy justo se debe precisamente a que este nuevo trío de blends de tintas son el resultado de un proyecto muy meditado. Tranquilamente se podría pensar al de Oberto como otro caso de superestrella del deporte que decide agenciar un producto más al paraguas marcario de su propio nombre. Y, sin embargo, el reconocido miembro de la Generación Dorada ya había incursionado con anterioridad en el rubro, creando vinos en Catamarca con Juan Longo, merced a una larga relación entre los padres de ambos «Juan era conocido nuestro de la época de la facultad y luego seguimos relacionados a través de un proyecto, Aguijón de Abeja, con una Bonarda que producíamos en Catamarca– cuenta Pablo Durigutti- Así que, cuando nos enteramos que Fabricio era amigo suyo y un gran entusiasta del vino (Gregg Popovich, el mítico entrenador de los Spurs, posee viñedos en California y ya lo había picado con el bichito de la viña) enseguida nos conocimos, surgió una linda amistad y finalmente cristalizó en estos tres blends.»
El quinto Beatle de este proyecto fue sin duda Las Compuertas. «Una de las características que más llamó la atención de Fabricio fue el punto de origen de OLD, que nace de la idea de revalorizar la zona de Las Compuertas– continúa Pablo– si bien ésta es la única área donde hemos establecido nuestras propias 33 hectáreas, las uvas para la línea provienen de productores independientes muy pequeños a los que, de no sumar dentro del marco de la bodega, no contarían con los medios o el volumen para producir sus propios vinos. Nosotros tenemos un especial interés en reivindicar esta porción de Luján de Cuyo donde existe un increíble acervo cultural vitícola, contando incluso con muchos pequeños viñedos virtualmente centenarios. Esto tiene tanto un ojo puesto en lo cualitativo como en lo social.»
Decíamos que todo en esta línea suena decididamente orgánico y eso ya puede corroborarse desde la simpática idea de que cada botella sea un poco más alta que la anterior para aquellos que tengan la ocasión de tenerlas todas juntas. El diseño de las etiquetas también está muy elaborado y hace referencia al trío de amigos en una serie de piedras flotantes hasta la luna en el Old Friends, pasando por los motoqueros que recorren las Old Routes hasta ese rotundo elefante que no olvida ninguno de los hitos que jalonan el icónico Old Memories.
Si bien los tres son cortes de tres cepas, cada uno tiene un protagonista excluyente. Comenzamos por Old Friends 2018. Este es el punto de inicio y por ello cuenta con una presencia mayoritaria de nuestro amable Malbec. Se busca un vino de taninos entradores, fácil de beber, sin presencia de madera, donde el Cabernet Sauvignon y el Franc redondean la ecuación. De todos modos es un perfil bien del terroir donde hay más flor que fruta y una acidez presente.
A continuación tenemos al Old Routes 2017. Aquí ya se suma un paso por madera que amaina taninos más que aportar notas. Son viejas barricas de 500 litros pero el cuerpo del tema (nunca mejor dicho) lo aportan las proporciones de Cabernet, 60%Sauvignon y 25%Franc. Como cabría de esperar hay buen perfil pirazínico, pero al provenir de un terreno»frío», con más presencia de arcilla y por tanto con mayor retención de agua, nunca llega a producir notas sobremaduras ni tanto peso de fruta.
Y para cerrar, sin olvidarse de nada con su mastodóntica cabeza de elefante, llega el Old Memories 2016. En esta ocasión el tema del tiempo no sólo está representado por el memorioso paquidermo sino por un vino que, en sí, cuenta su propia historia y recuerda su tierra. Hablábamos de que Las Compuertas posee muchos viñedos de 95 o 100 años, todos de pie franco que no llegaron a conocer a la filoxera. Este tipo de plantas producen poco pero son sumamente autoreguladas y brindan una calidad superlativa. Además este vino proviene de suelo «caliente», más arenoso. La cepa elegida en este caso fue el Cabernet Franc, gran favorita de Oberto y éste fue el corte en el que el legendario 7 de los Spurs más se involucró. Es un vino regio, goloso, que se despliega y desenvuelve como seda y da, precisamente, para matizar largas charlas. Hay unas notas muy curiosas de torrefacción que, sin embargo, no vienen de la madera. El Memories ha pasado por fudres de 2500 litros con mucho uso. Esta sutileza se debe a la maduración de las propias pepitas, que dan una nota tostada, crujiente, que sabe alargarse como los recuerdos en el largo de boca.