Después del sol, la luna es sin duda el cuerpo celeste que más ha despertado la imaginación de los seres humanos. Incluso su cercanía sirvió para pensarla como el primer escalón en la conquista del espacio. La incipiente carrera espacial se convertiría en un tour de force de la tecnología humana, toda vez que supo fungir de telón de fondo para las pujas harto terrenales de las super potencias, a la sazón enzarzadas en la Guerra Fría.
En buena media ajena a todo esto, también comenzaría silenciosamente la carera por proveer de guardatiempos a los humanos que habrían de aventurarse más allá de nuestra atmósfera. Y es allí donde Omega iba a descollar entre una serie de cronógrafos dispuestos para tal aventura.
Basicamente la idea fue comprar una docena de piezas de distintas marcas y hacerlas pasar por una suerte de derby de demolición y ver quien quedaba en pie. Así fue que el Omega Speedmaster Professional saldría victorioso y entonces sí se le comunicaría a la manufactura la intención de tomarlos como proveedores de «todas las misiones tripuladas por humanos».
El momento álgido llegaría en 1969 cuando Neil Armstrong posase su pie en la superficie de nuestro plateado satélite. Aunque en rigor de verdad sería su segundo, Buzz Aldrin, quien llevara la marca a la Luna puesto que el Speedmaster de Armstrong quedó en el tablero del módulo de alunizaje como backup del instrumental de la nave.
De allí en adelante hubieron muchas anécdotas, pero ninguna tan dramática como la que le tocó a la tripulación de Jim Lowell y la infausta misión del Apollo XIII. En ella los cronógrafos Omega jugarían un papel fundamental al ayudarlos a calcular la reentrada cuando el instrumental falló. Por eso podemos ver varios testimonios en la última edición que la marca le dedicó este año al Premio Snoopy. Pocos saben que el perrito de Schultz es el símbolo de la máxima distinción que la NASA entrega a sus héroes. En su dial se pueden ver grabados literalmente a fuego los 14 segundos cruciales del encendido de cohetes que salvó a la tripulación de Lowell.