Ya desde los mismos albores del Siglo XX el nombre de los Catena ha estado unido a la historia de la viticultura en nuestro país. Tal es la mecánica que, en el caso de Viviana Catena ella ha recogido el manto con el que su padre, en 2006, recomenzó una ligazón indisoluble con la viña y sus frutos. Ya hemos comentado los aportes de esta saga familiar basada en una única finca en San Vicente, La Consulta, con 33 hectáreas dedicadas a producir vinos de gran elegancia.
Ahora tuvimos ocasión de probar nuevas añadas junto a su responsable y ser testigos de cómo la misma mecánica de suceso de la bodega vuelve casi evanescentes sus pasos por el mercado. «Podríamos destacar dos cosas.- comenta Viviana –primero que el 65% de nuestra producción está comprometida para el mercado externo. Además, el hecho de producir en cantidades pequeñas y que a su vez seamos tan requeridos, hace que estemos inmersos en una dinámica donde nuestros vinos salen antes de lo que a mi me gustaría. Eso no significa que los vinos no estén listos sino que, conforme pasan un poco más de tiempo en botella comienzan a expresar más de su potencialidad. Diría que, cuando llegan al año, la evolución es realmente notable. Es un «tómalo o déjalo para más adelante» pero siendo blends cuanto más se les permita trabajar aunados, mejor.»
Si algo se destaca en la conformación de los Ricominciare es un espíritu complejo, que no atosiga merced a su gran elegancia. Hay perfiles muy elaborados tanto en su línea sin madera como en los Altísimo y en su Ícono (que acaba de estrenar nuevo arte en su etiqueta), el tan buscado como escaso Codice.
«Cuando catamos estos Ricominciare Altísimo 2021 Cabernet Franc y Malbec y la misma añada del Codice, podemos dar cuenta de que se trató de una cosecha más calurosa lo cual va a hacer que se hagan presentes notas de fruta más madura a diferencia de lo que encontramos en el Camporotondo 2022, producto de una cosecha relativamente más fresca y donde tuvimos la oportunidad de cosechar un poco antes. Hay que tener presente que los cosechadores no son nuestros así que a veces vienen cuando pueden y quizás por ello se puedan perder uno o dos días. En cambio en la 2022 cosechamos cuando nosotros creíamos que era el momento óptimo con lo cual uno se va a encontrar con mucha más fruta fresca. Esa es, a mi juicio, la principal diferencia entre ambas temporadas. En cuanto a nuestro manejo de stock podría decirse que estamos creciendo año a año y nos vamos quedando sin existencias rápidamente. De hecho en breve vamos a ir a botella con los 2022 de los Altísimos y la 2023 de los Ricominciare y, si bien están actualmente en el mercado todos los que probamos, en la bodega ya no nos queda nada. Felizmente se nos van de las manos. Por eso, nuestros distribuidores están ansiosos de que tengamos más stock para salir a vender. Pero no fue el caso de esta cosecha donde, aunque esperábamos crecer más, no nos dio la finca. Con la helada que padecimos perdimos casi el 50% de la producción. Por supuesto no dejamos de entender que este problema entre comillas es una consecuencia directa de la buena acogida que los consumidores le brindan a vinos.»