Existe una suerte de categoría de doble mano entre «las luces del centro» y la calidez de ese entorno inmediato que es el barrio. Entre lo que consigue ubicarse en ese reflector hegemónico y el reconocimiento de lo que nos contiene en nuestro cosmos más íntimo. En esta dicotomía se destaca Centro, un espacio con nombre de núcleo que sin embargo campea en los arrabales del barrio de Caballito.
Mientras que Palermo ya alcanzó su punto de saturación seguido de cerca por San Telmo hacia el sur y con una Chacarita que empieza a sumarse a la onda polo gastronómica terminamos convergiendo en este simpático reducto en Dr Aranguren 928 (esquina Neuquén). «Nos encontramos con este edificio con una arquitectura totalmente increíble– comenta su creador el chef Fernando Golabek– es una esquina art decó tipo proa«. Claramente el tema arquitectónico es un dato que suma a la idiosincracia incipiente del restó que además se beneficia de una extensión parquizada que le brinda incluso más aire a su fina estampa naval.
Pero aparte de una ubicación privilegiada vemos que Golabek, de amplia trayectoria europea donde trabajó nada menos que con Martín Berasategui, cuya propuesta luego llegaría al máximo palmarés de la Guía Michelin, también ofrece una experiencia gastronómica pensada al detalle.
«Al armar la carta, o mismo para cocinar en casa, es clave inspirarse en los productos de temporada, igual de importante es que sean orgánicos, para que los sabores se destaquen más – señala Fernando, que acaba de estrenar su menú de verano. – Armamos platos más ligeros, con cocciones cortas e ingredientes frescos de temporada. Incorporamos bastantes frutas, las de carozo que son las de estación: duraznos, cerezas, damascos. Así logramos propuestas más frescas, tanto en las entradas como en las guarniciones: por ejemplo, la carne grillada sale con tomates reliquia y una salsa criolla con mango. La burratina, con un consomé frío de frutillas.»
La carta es sin dudas muy interesante, simple de alguna manera pero resuelta con gracia. Hay varias opciones de platito y principales que se destacan como un arroz socarrat que se funde con la cremosidad de la morcilla con vegetales y alí olí o los detalles de una picaña acompañada con ensalada de hojas amargas y una inédita criolla de mango. Al cierre se puede encarar lo dulce con una crema catalana o un cremoso de chocolate con toffe de miso, avellanas garrapiñadas y un side de crema inglesa.
Siendo una propuesta de desayuno, almuerzo, merienda y cena las opciones para bebidas son muy variadas, desde cafés de especialidad hasta la chocolatada de la casa más una buena carta de tragos para cuando la tarde comienza a deslizarse. Un verdadero aparte merece la carta de vinos. Ciertamente podemos decir que Centro es wine friendly con una carta bien curada con mucho orgánico y biodinámico de Ernesto Catena o Alpamanta pero también expresiones de garage como el Naranjo de Paso a Paso Field a precios que compiten (y ganan) con muchas vinotecas. Una excusa dorada más (por si hiciera falta) para probar cosas nuevas en el restó de la esquina.