Tradición y Evolución son, por suerte, dos términos que van de la mano en la historia de Bodegas López. Poseedores de uno de los nombres más reconocidos y vigentes de la industria del vino en nuestro país asistimos a sus esfuerzos por ampliar su base de sustentación entre los amantes de esta bebida.
Precisamente el arribo del Chateau Vieux Chardonnay Gran Reserva, el primer blanco de la escudería con paso por madera, nos viene como anillo al dedo para explayarnos sobre el tema junto a los aportes de su creador Juan Pablo Díaz.
«Cuando pensamos un blanco con crianza en roble – desgrana el enólogo – nos volcamos hacia el Chardonnay. Y vimos que teníamos como alternativa dos estilos bien marcados: uno muy pesado, bien cargado de madera, con notas mantecosas y sino lo contrapuesto, algo demasiado sutil donde la madera era casi imperceptible con una acidez marcada y mucha frescura. Así que nos dimos cuenta de que tenía que haber un camino intermedio que no habíamos explorado. El desafío tanto técnico como enológico era ver cómo lo lográbamos. Había que encontrar un vino que tuviese una entrada con buena acidez, no exagerada ni punzante pero que sí aportara un poco de frescura y que luego mantuviera un perfil aromático bien frutado donde la madera estuviese presente y un final ligeramente untuoso. En cuanto a lo técnico lo primero fue hacer un Blend de Chardonnay de fincas nuestras del valle de Uco y Maipú con la acidez natural del primero y la misma algo más marcada de Tupungato y también jugamos con distintos momentos de maduración y esto fue un 50/50 virtual. Así que la crianza la pensamos igual: roble francés y roble americano en la misma proporción cosa de potenciar el perfil aromático del vino, levantar la fruta y todo y también trabajar sobre la boca y la untuosidad. Algo de batonnage con lías y el 50 por ciento de las barricas son de 500 litros y el resto con barricas de 225. Allí la mayor superficie de contacto marca un poco la madera y hace ceder lo aromático.»
Precisamente este Chateau Vieux Chardonnay Gran Reserva 2022 (la primera edición fue tan acotada como exitosa merced lo cual muchos como quien suscribe se quedaron sin poder probarla) es ante todo sorprendente. Hay un tono amarillo vibrante con tintes alimonados y un alcohol presente en la primera nariz. A estos rasgos se le suma una madera muy equilibrada que se condice con la búsqueda del perfil más moderno del que hablaba Díaz. Hay más fruta que flor, una buena acidez y pequeños toques avainillados y de coco en boca bien de su paso por roble más una pequeña untuosidad en el posgusto. Claramente se enrola en las nuevas propuestas que ya destacamos en el Chateau Vieux Malbec y el Petit Montchenot. «Tratamos de acercarnos a un público consumidor diferente bajo el paraguas de una misma marca, que dos generaciones puedan compartir experiencias distintas dentro de la misma bodega. Uno también puede mutar en lo que desea tomar cada día. Y poder hacerlo con tu marca de cabecera es muy lindo.»