Doña Paula es una joven bodega de origen chileno (de allí su nombre, que hace alusión a la mayor heroína de la gesta patriótica allende el Ande) nacida con un compromiso expreso con la calidad y la representación del terruño. Desde 1997 se han establecido en Luján de Cuyo donde producen diversas líneas de vinos con muy buena acogida en el exterior.
Ahora la apuesta se ha volcado hacia ganar también reconocimiento en el mercado interno y para ello, usando como excusa la incorporación de dos nuevas etiquetas y un cambio en su imagen, armaron una presentación para la prensa en el restaurant Sucre. A la propuesta se suma como embajador su chef propietario, Fernando Trocca, la actriz Justina Bustos y el artista plástico Franco Cuttica, a la sazón el diseñador del sillón que será símbolo de la propuesta resumida en el hashtag #cuestiondealtitud
Comentábamos que Doña Paula busca reflejar el terroir por sobre todas las cosas y para dar cuenta de ello dirigieron la cata dos de los máximos responsables de la bodega, el enólogo Marcos Fernández y el ingeniero agrónomo Martín Kaiser. «Entendemos que para conseguir la meta que nos propusimos necesitamos sí o sí tener un control acabado de la materia prima y por ello sólo utilizamos uva de nuestras propias fincas. – sostiene Fernández– Eso nos garantiza un seguimiento de todo el proceso hasta la cosecha lo cual redunda en la certeza de que podremos exhibir una consistencia en nuestros vinos a través del tiempo. Como dijimos somos de la idea de que el vino debe expresar la zona donde se lo produjo y es por eso que, pese a nuestro origen chileno, no estamos tratando de replicar ni las cepas ni las técnicas ni las formas de producir en Chile. El Valle de Uco tiene su propia personalidad y la idea de nuestra bodega es reflejarla lo más fielmente posible.»
Una de las características principales en la que Doña Paula siente que aporta un diferencial es en la altura. «De hecho cuatro de nuestras fincas se encuentran en dicho valle y pueden alcanzar una cota máxima de 1350 msnm.» Para el caso, además de las dos novedades que habríamos de probar, también se nos dió la oportunidad de experimentar las diferencia entre el Malbec producido a distintas alturas. «Como puede observarse por estos ejemplos.- continúa ahora Martín Kaiser– El clima, fruto de la altura, determina un 40% de la calidad intrínseca de un vino. A esta ecuación deberíamos sumar un 20% de incidencia del suelo, con lo que nos resta sólo otro 40 de manejo del viñedo, su material y la forma en que se vinifica. A lo que voy es que existe un porcentaje mayoritario inherente a las condiciones naturales dadas por la propia morfología del viñedo.»
Finalmente pasamos a la dos nuevas etiquetas. Se trata de un Rosé de Malbec pensado a la provenzal, o sea desde la propia viña. Este Malbec fue cosechado a mediados de febrero, casi siete semanas antes que la versión que se utilizará para el varietal neto. Ello redunda en una gran presencia de fruta y mucho bouquet floral, además de una acidez tan equilibrada como atractiva. La otra novedad fue un blend dentro de la linea Estate, Doña Paula Estate Blue Edition Velvet Blend. Bien que la mención del terciopelo le hace justicia a este assemblage de Malbec, Pinot Noir y Bonarda cuyas uvas fueron seleccionadas a mano y que se cosecharon entre las dos y la ocho de la mañana. Se hizo así buscando que las bayas preserven los aromas al no ganar temperatura, evitando también que se rehidraten. Esto da por resultado una baja en el contenido de azúcar, un rasgo ideal a la hora de pensar en la materia prima para producir un gran vino.