El arte y la naturaleza son dos temas tan recurrentes como celebrados en la oferta de vinos de Ernesto Catena. Y para muestra baste un poker de botones con las novedades que propone su línea Animal en alianza con la pintora Inés Fraschina.
En el más que apropiado marco de la galería Foster–Catena, ese espacio ultra acogedor en pleno corazón de Palermo donde los dueños de casa han hecho del anfitrionazgo un arte, se armó una reunión entre amigos que a veces fungen como periodistas especializados, retailers y personalidades destacadas.
Claramente la línea ha hecho gala de un espíritu acorde con las máximas del buen salvaje y el naturalismo naif de ambos Rousseau, Juan Jacobo y Henri, al punto de exhibir una obra de este último reproducido en el arte de sus etiquetas. Siguiendo con esa impronta la nueva imagen de Animal abreva en un estilo similar ahora con la fauna autóctona retratada por Fraschina.
La línea cuenta con dos viejos conocidos un Malbec y un Chardonnay portando sendas efigies de pingüinos y ciervos junto a un par de novedades: un Blend de Blancas ilustrado con un yaguareté y uno de tintas con imágenes de mariposas mesopotámicas. Debemos hacer especial hincapié en el carácter fácilmente desmontable de las nuevas etiquetas, pensadas para que uno pueda volverlas a pegar donde mejor le parezca.
En cuanto a los vinos en sí los dos varietales netos son simplemente nuevas añadas de los típicos Animal mientras que los dos nuevos cortes (que responden al patronímico Colors) son novedades absolutas. El Blend de Tintas es fresco, equilibrado y con cierta sofisticación y allí pica apenas en punta el Syrah secundado a aportes iguales por Cabernet Sauvignon y Bonarda. Para quien suscribe la mejor sorpresa vino con el corte de blancas donde campea la frescura y una fruta que se desmarca merced a un 70% de Chenin más Chardonnay y Sauvignon Blanc. Todos los involucrados son bien frutados y no han tenido paso alguno por barrica.