No, no es aquella maravillosa canción de Litto Nebbia, sino la traducción de Amalaya en lengua indígena. Esta y otras cosas tal vez no fueran tan conocidas por el grueso de los consumidores. Bien que sí sus productos, firmemente anclados al prestigio del buque insignia de la Familia Hess, Colomé.
Comentábamos que, en apenas cinco años, Amalaya supo hacerse de un nombre sin demasiado despliegue de marketing o prensa, apoyándose más que nada en la calidad de sus vinos. De la mano de la incorporación de la consultora de PR Aló, dicho lapsus comienza a subsanarse. Clara muestra de ello fue la presentación del responsable de los vinos de Amalaya en el Palacio Duhau con un conciso acompañamiento de la selección de quesos de la Fromager del Palacio, Paula Maroni.
Francisco «Paco» Puga viene de un entorno con fuerte ligazón con la vitivinicultura. Formado en San Juan, su derrotero lo llevó a diversas regiones, dentro y fuera del país, siempre ligadas a su trabajo con el vino. Hasta que llegó el desafío de hacerse cargo de Amalaya en estrecha colaboración con el otro winemmaker de los Hess, Thibuad Delmotte.
Aunque por supuesto también se degustaron tintos de la bodega (como el Corte Único, un blend ícono con cepas producidas exclusivamente en la Finca San Isidro ) , lo llamativo fue el estilo ligero con que Puga trabaja sus blancos .»Tengo una marcada predilección por ciertos blancos de Chile, como los Sauvignon Blanc de Casablanca– nos cuenta- por eso varios de los ejemplos más frescos de Amalaya están basados en la búsqueda de ligereza. De fruta, sí, pero también de una mineralidad que no siempre es tan sencilla de conseguir en cuarteles con tamaño grado de insolación como las que se dan en viñedos que campean los 1800 metros de elevación. La solución para conseguir esto la encontramos a través de una cosecha más temprana. Así preservamos la fruta y el carácter fresco. Incluso varios de estos vinos los estamos cosechando casi a la par de los base de nuestros espumantes.» Para el caso el Brut Nature dió sobradas muestras de esa búsqueda. Se trata de un corte claramente apartado de las cepas clásicas para la constitución de este tipo de vinos. 80% de Riesling y 20 % de Torrontés, lo que resulta en un espumante inusual, muy ligero, equilibrado y elegante.