Desde siempre el paisaje de las serranías cordobesas ha sabido hacerse de una mística de sitio donde se conjugan diversas fuerzas. Sus paisajes bucólicos y la prosapia energética de lugares como el Cerro Uritorco abonan esa impronta de un espacio de descanso y recarga espiritual. Y si bien no cuenta con el reconocimiento de sus vecinos cuyanos su industria vitícola parece hacerse eco de esa sinergia sin parar de crecer y sofisticar su oferta.
Precisamente de esto último se trata la propuesta que, de la mano del reconocido winemaker mediterráneo Gaby Campana, acaba de presentar Estancia Las Cañitas.
«Históricamente la provincia de Córdoba ha sido una importante productora de vino. Ya desde el desembarco de los jesuitas sus estancias dedicaban ingentes esfuerzos en ese rubro. Claro que allí premiaba el concepto de alimento antes que de una bebida de disfrute, al punto de que a aquel primer vino, recio de toda reciedumbre, se lo apodaba «lagrimilla»por el efecto que producía en aquellos incipientes consumidores. – rememora el enólogo- También después de esto la provincia siguió cimentando una industria robusta en zonas como Caroya pero con un perfil de vino estilo patero, muy del día a día. Yo soy tercera generación de trabajadores del vino y he sido testigo de la evolución de la producción local incluso participando activamente en la misma. Por eso entiendo que este emprendimiento en el Valle de Calamuchita de la familia Navarro Torres es una clara muestra de ello.
Por empezar estamos ante la primera viña en altura de Cordoba. Tenemos que tener en mente que si bien el sistema Comechingón no alcanza las alturas de la Cordillera de Los Andes sí resulta ser un plegamiento tectónico aún más antiguo, que incluso pasó dos veces por el proceso de elevarse como fondo marino, ser cubierto por el océano y resurgir en la orografía que ahora conocemos. Por supuesto que esta riquísima condición geológica ha dado una variedad de minerales muy peculiar que, unidos a la cota (1280 msnm) hacen pensar como posibles vinos de calidad en este terruño. Al empezar de cero pudimos abocarnos a una producción de precisión, eligiendo métodos y plantas específicas para estos suelos tan peculiares. Como una nota morfológica general podríamos decir existe una versión muy particular de granito que se desmigaja con facilidad, junto a feldespato rosado, laja y la ubicua mica serrana. Además la estancia esta rodeada por un circulo de coníferas y zarzamoras que atrapan la niebla.»
En la cata de presentación arrancamos con las series nombradas ante la familia y algunos de su miembros para luego pasar a Vórtice su línea ícono. «El nombre nace de esta innegable conjunción de energías que se dan en la estancia – sostiene Campana– y que incluso nos brindó una anécdota increíble: hace unos años hubo un feroz tornado que asoló el Valle arrasando con muchas plantas centenarias y, sin embargo, el viñedo resultó virtualmente intacto.»
Si bien los tintos están bien sin duda lo más interesante es el modo en que se dan los blancos, especialmente el Sauvignon Blanc, al punto en que, en su última visita al país y primera a la provincia, el reconocido crítico Tim Atkin le asignó 96 puntos al Vórtice Sauvignon Blanc Reserva 2021 y lo entronizó como el mejor de la cepa a nivel nacional en su Reporte 2023. Otro que no le fue en saga fue el Vórtice Sauvignon Blanc Vino Natural-Sin Filtrar 2022, un Naranjo de Sierras con solo 480 ejemplares que se alzó con 93 puntos.