Como una estación tan destacable que hasta tiene su propia canción, el otoño en Mendoza también inspiró a Jorge Benites a la hora de bautizar su primera incursión solista. Este enólogo, que virtualmente llegó al mundo en una bodega, encontró el nombre para sus vinos al escuchar la música que se produce entre las vides cuando el viento sopla a través de su hojas secas.
Melodía es un proyecto que nació casi como hobby pero que enseguida comenzó a ganar masa crítica al punto tal que ahora es un emprendimiento al que se aboca toda su familia. Benites comenzó su vida profesional en 1981 y desde allí fue robusteciendo un conocimiento profundo de los productores locales merced a su empleo en grandes bodegas hasta que en 2005 decidió arrancar con la suya propia. «La línea Melodía está conformada por vinos de alta gama de partidas limitadas, refiriéndome con esto a que no se encuentran en supermercados. Con un estilo europeo, clásico, criado en barricas de roble francés durante 8 y 12 meses -nos comenta- arrancamos (hablo en plural porque estamos con la familia, esposa e hijos, cada uno haciendo su aporte personal al proyecto), en el otoño del año 2004, seleccionando los viñedos que iban a dar origen a nuestros vinos, los que desde hace varios años proveen sus uvas para los proyectos de la bodega, con lo cual ya conocía el potencial de los mismos.
En ese otoño se diseñó la poda en búsqueda de los rendimientos propicios para lograr luego el perfil de vinos que queríamos. Se comenzó con Malbec y Cabernet 2005 de la zona de Agrelo, sobre la calle Cobos. En ese mismo año se preparó también Merlot y Syrah 2005 de la zona de Perdriel, de la misma calle Cobos, pero casi sobre el Río Mendoza, ambas fincas del departamento de Luján de Cuyo. Lamentablemente, aunque resultaron muy buenos vinos, no alcanzaron la calidad deseada para que fueran parte de Melodía, por lo cual se los destinó a otra marca alternativa.»
Decíamos que su trabajo previo le brindó un gran conocimiento de la calidad de los diversos productores como para elegir aquellos que se ajustaran mejor al estilo de vinos que quería crear. Luego de ese primer intento pudo ir afiatando la oferta a sus requerimientos y así logró que aquel primer intento con apenas dos ejemplos hoy complete un portfolio de 25 etiquetas sin contar con viñas propias pero sí habiendo sellado alianzas con productores con viñedos de hasta 30 años de edad.
Hacia sus extremos superior e inferior Melodía ofrece dos Gran Reserva y una línea joven, sin madera: Vía Libre además de un amplio surtido de espumantes. Sin embargo pensamos que lo más interesante de su propuesta es una muy lograda porción del medio donde destacan sus versiones de Bonarda, Petit Verdot y Viognier, todas de gran corrección y en precios muy competitivos. Para esta ocasión centramos el foco en dos ejemplares de Melodía Reserva 2019. En ambos se encuentra una madera integrada y destaca el Malbec con un poco más de complejidad sumando a la fruta presente una carga alcohólica equilibrada con toques de cuero. El Cabernet Franc, por su parte, ofrenda una tipicidad amable, atractivo color y pirazinas más cercanas a la pimienta que al morrón verde. Mientras que el Malbec es totalmente de Agrelo, el Franc también lo tiene como protagonista mayoritario aunque admitiendo aportes de Gualtallary y Ugarteche.