Lunfardo es el nombre de la Desarrolladora de Bebidas con la que Julián Varea sigue apostando a ocupar casilleros con opciones de calidad para las barras argentas. Con apenas tres años en el mercado su emprendimiento ha ido creciendo y, con la reciente incorporación del Bitter Rojo Verbena, ha completado la sagrada trinidad de uno de los tragos más emblemáticos: el Negroni.
Si bien su primera incursión en espirituosas fue con el gin Heráclito & Macedonio, un Pink ultra canchero que tuvo una muy buena acogida, siempre fue su idea apostar por un London Dry neto. Y tan pronto pudo comenzar a afianzarse fue a por él. Así nació Heráclito, la piedra fundamental de la trilogía de ingredientes. Ya por esa misma época contaba con Lunfa, su versión de Vermouth Rosso así que la concreción de su Bitter Rojo acaba de llegar para cerrar la ecuación.
«Estamos hablando de un perfil de producto muy específico– cuenta su creador- y no me avergüenza admitir que los primeros resultados fueron bochornosos. Sin embargo no dejaron de servir como pasos, aunque quizás no tan seguros, en la dirección correcta. Sobre el verano, mientras estábamos en pleno desarrollo de la fórmula me encontré con una señora con un enorme conocimiento en hierbas que fue de gran ayuda para dar con una ecuación que aunase sabores con un perfil de elegancia y que, además, tuviera coordenadas locales. Por supuesto que, al tratarse de un Bitter, la incorporación de naranjas amargas era imprescindible. Pero en mi cabeza seguía viendo la forma de sumar otras verbenáceas de nuestra propia paleta. Así fue como incluímos botánicos tan característicos como el Cedrón y el Té de Burro, que son hierbas de uso y a la vez internacionalmente reconocidas y valoradas por la elegancia que aportan.»
No es casual que «elegancia» sea un término que aparece una y otra vez en el discurso de Varea. Y de ello dan fe cada una de sus creaciones. Habíamos dicho que este amargo tenía como norte un perfil muy específico que, si bien en Italia podría contar con numerosos ejemplos, entre nosotros acaba remitiéndose al Campari. Siendo éste el metro patrón, si se los cata comparativamente se notan con claridad varios temas. En primer lugar la carga alcohólica es bastante menor en el Verbena y predomina más lo dulce y lo cítrico que un marcado amargor, especialmente en el postgusto. Esto hace que en algunas combinaciones como el Spritz o sólo con naranja tengan un perfil muy similar. Soy de la opinión de no hacer mucho hincapié en estas mezclas donde todo su potencial diferenciador se desdibuja. Ahora, si lo juntamos con sus compañeros de escudería, ahí sí que se destacan las particularidades que lo vuelven interesante a la hora de conformar este»Negroni Nacional«. Hay mucha nota herbácea y cítrica que se emparenta con el perfil, asaz original, de un vermouth rosso basado en nuestra uva aromática por excelencia: la Torrontés. Puede funcionar como una opción diferente, sofisticada y de gran sedocidad para el bebedor inveterado mientras que podría igual fungir de entrada de terciopelo para los que encuentran al coctel típico demasiado potente.