Marinero de tierra

¿Que fue antes, el huevo o la gallina? ¿El arrasador colorido de La Boca alcanzó a ser simplemente reflejado por el expresionismo reo de Quinquela o el pachtwork de colores saturados que hoy adornan sus paseos en realidad fueron frutos de la imaginación del pintor? Para bien o para mal hoy día sabemos que Benito Quinquela Martín le puso todos los colores de su corazón al caserío de chapas de una Boca de grises y negros de carbon y brea. Pintor autodidacta, este huérfano adoptado por una familia de carboneros, cumplió con la máxima de iluminar su aldea y hacerse universal. Por eso es de celebrar que la Bodega Valle de la Puerta haya elegido dos de sus obras más reconocidas para iluminar sus propias etiquetas con la novedad de dos Red Blends inéditos en su línea Gran Reserva.

Javier Collovati, enólogo de la bodega, nos cuenta en exclusiva la génesis de estas dos nuevas creaciones: «Estos vinos tienen una elaboración muy parecida a nuestros Gran Reserva. Comienza en el viñedo ya desde la poda, con un seguimiento muy estricto del crecimiento vegetativo de la planta. También controlamos con mucho celo el potencial hídrico para no regarla en exceso. Luego sigue el deshoje para darle más luz al racimo, que también debe hacerse con cuidado, porque en esta zona el sol puede quemar las bayas. A partir del envero (que aquí se da los primeros días de diciembre) se practica un raleo para equilibrar aún más la parte vegetativa con la parte productiva de la vid. Por supuesto también es muy importante la época de cosecha. Hacemos un seguimiento exhaustivo  de las uvas por degustación para ver el momento óptimo para cosecharlas. En el caso de  los Quinquela se trata de dos Blends, uno de Malbec con Bonarda y el otro de Malbec y Cabernet Sauvignon. Con toda las uvas se siguen los mismos procedimientos y, una vez en bodega, se las fermenta en forma tradicional, con temperaturas que no llegan a superar nunca los 27 grados. A partir de allí los remontajes en tanque varían de acuerdo a la cepa, siempre buscando la extracción justa de taninos para que no queden astringentes. Luego se les da un paso por barrica de 12 meses y tras ser embotellado no menos de seis meses en botella antes de salir al mercado aunque, dependiendo de las partidas, ese lapso se puede llegar a duplicar

En estas páginas ya hemos hablado de los vinos de Valle de la Puerta, en especial de los Gran Reserva y los recién llegados se acomodan con facilidad en el extremo superior de los productos de esta bodega del Valle de Famatina. En el caso del Malbec-Bonarda se eligió para su etiqueta «A pleno sol«. Como siempre la Bonarda tiene una tipicidad diferente a como se manifiesta en Salta o Cuyo. Realmente se desmarca con notas carnosas y taninos super amables que, aunados con un Malbec expuesto a la generosa insolación riojana, da por resultado un color de gran intensidad y notas de frutos rojos en confitura. El paso por barrica aporta dejos avainillados y leves ahumados del tostado más unas curiosas notas minerales que refrescan y equilibran el conjunto. El otro assemblage surge de la unión de Malbec con Cabernet Sauvignon y está ilustrado con una reproducción de «Motivo de puerto«. Aquí el Malbec repite su aporte sumándole a las notas de pirazina cocida, más como de morrón a la parrilla, del Cabernet. También intenso en su coloratura, con meniscos casi negros, se nota el redondeo y el extremo cuidado con que se fueron ajustando los remontajes para conseguir un vino vigoroso pero redondo y bien balanceado entre la fruta y la carga alcohólica. En boca es sedoso, con notas de cuero y taninos dulces. «Creemos que estamos honrando el acuerdo que hicimos con la familia de Quinquela– concluye Collovati. – ya que para nosotros hacer vino es un arte y eso se refleja en nuestras etiquetas sumando las imágenes de este eximio creador.» Tal vez tenga razón y haya una suerte de justicia poética al juntar los vinos de una tierra que jamás conoció el mar con ese soñador de viajes imposibles, marinero de tierra profundamente varado en una habitación mirando al  Puerto.

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