Si para el simple fumador de cigarrillos la cosa está difícil, qué decir de los amantes de los puros. Hay diferencias en cosas tan simples como el volumen de humo que se produce que hacen entendible la necesidad de espacios idóneos. Por tanto es de celebrar cuando surge un lugar que no sólo contempla las practicidades de nuestra amada afición sino que también apuesta a sus costados más sibaríticos.
Vuelta Abajo Social Club es otra alternativa a las dos que ya tenía la tabaquería en Belgrano y Recoleta. Se encuentra en el piso 15 del Edificio Comega con todo y su increíble vista de la ciudad, el río y cuando el clima lo permite, la mismísima costa uruguaya. Pleno del espíritu de los clubes de fumadores de Nueva York, este nuevo reducto de Nicolás Weil apuesta fuerte a los detalles de lujo. Se trata de una propuesta integral que no descuida la oferta de bebidas y una opción gastronómica pensada para la ocasión. La carta, que en un principio fue ideada por Manuela Carbone, ahora está a cargo de Claudia Morales. Cada plato fue elegido para maridar con la experiencia de fumar igual que la cuidada carta de vinos. Hablando de detalles entre el estilo y lo lúdico, en Vuelta Abajo Social Club se cuenta con los dispensers italianos de Wineemotion. Estos dispositivos no sólo conservan el vino en condiciones ideales de servicio sino que también hacen posible acceder a grandes etiquetas sin la obligación de afrontar una botella completa.
Decíamos que no es lo mismo fumar puros que cigarrillos. Existe otro ritual y sin duda consume más tiempo. Para dejarlo transcurrir se puede uno repantigar en cualquiera de los muchos sillones del salón o de las terrazas. El sitio cuenta con dos. Una en la esquina, abierta y otra sobre la derecha: el vip.
Hablando de lo que se tarda en fumar es muy posible que en el medio al fumador lo asuele la sed. Por supuesto existen las opciones clásicas para mitigarla con diversos spirits caribeños, como el ron o el ubicuo whisky. Aquí la oferta es realmente regia con gran surtido de etiquetas escocesas que van del Dalmore al Laphroaig sin excluir a los recientemente descubiertos ejemplares japoneses de Suntory.
Beber neat está muy bien, pero club de caballeros que se precia tiene su buena barra. Aquí brilla David Sequeira, de reconocido paso por Pony Line, con sus creaciones exclusivas. Se destaca el J.A.M Thai (el simpático apócope de Just Another Mai Thai) que además juega con el colorido inédito de su Falernum merced a la incorporación de una sanguínea reducción de hibiscus. Otro destacado es el Vuelta Abajo & Scent, una amalgama refrescante de ron, vino blanco con madera y Luxardo con un toque de ahumado de tabaco de Nicaragua, el mismo que se utiliza para los puros de la casa.
Todo muy lindo pero de nada serviría tanto despliegue si no se cuenta con un humidor bien provisto. Y Vuelta Abajo Social Club blasona de tenerlo, con sus 40 metros cuadrados y una población rotativa de unos 100 000 puros. La oferta es variada pero haciendo mucho hincapié en exquisiteces y ediciones limitadas. Se pueden encontrar ejemplares excepcionales de la paleta cubana con marcas como Montecristo o los Behike de Cohiba. También cuentan con la representación local de Davidoff, con varias de sus vitolas y sus marcas derivadas como Avo. En la foto que ilustra este artículo pudimos probar la versión de Robusto que la marca dedicó a su 50 Aniversario, con una constitución 100 por 100 dominicana. Tiene cierta reminiscencia con las series Milenio y, aunque arranca con total amabilidad, a poco alcanza su fumada crucero, creciendo en contundencia y sabor. Además de varias marcas de otras latitudes, Vuelta Abajo cuenta con la suya propia. Se trata de una serie de puros realizados por Emiliano Lagos, el responsable de Tabacos Costa, con material de su última adquisición en la cada vez más prometedora Nicaragua.