El mundo natural está lleno de ejemplos circulares y, a la hora de hacer patente la incansable noria del tiempo, pocos son más claros que los ciclos de la viña . La vida fluye y sigue, yendo y viniendo sobre los mismos puntos. Y así también en la historia de los seres humanos hay nombres que se arraigan, florecen, cierran tal vez ciclos. Y persisten. Ricominciare Family Winery ya desde su propio patronímico hace alusión a ese derrotero circular y a la tradición que conlleva, en esta industria, un nombre como Catena. De esa historia (y de sus honestos resultados) hablamos con quien ahora ostenta el manto familiar: Viviana Catena.
«Ricominciare es pasión, tradición y nobleza– arranca Catena. – Pasión porque mi padre, enamorado del viñedo y de hacer vinos nos ha transmitido ese legado que en este momento me toca seguir llevando adelante. Desde pequeño a él le toco inclusive trabajar en el viñedo, en lo que luego se convertiría en una gran empresa familiar. Siempre pensando la bodega con un viñedo antes y que el cuidado de ese espacio era lo que desembocaba en el vino. Tradición porque él era tercera generación en una familia de viticultores y la relación que se establece con la tierra es muy fuerte. Yo puedo hablar por mí, esa finca era mi patio de juegos, mi lugar de correr, de esconderme. Y conforme va pasando el año uno se vuelve testigo de sus ciclos y se termina convirtiendo en algo tan natural porque lo viste siempre, mientras jugabas era tu telón de fondo. Y nobleza pensando en el origen, en la tierra de donde viene nuestro vino.»
«¿Porque Ricominciare? Porque en 2004 mi padre se separa societariamente de sus hermanos y dos años después vuelve con este pequeño emprendimiento de bodega boutique, si se le quiere llamar, y de ahí el nombre. Y que sea una palabra italiana tiene todo que ver con nuestras raíces latinas. Con tanto respeto por la tierra el punto de producción de nuestros vinos tenía que ser también muy importante. Así que los hacemos en Finca San Vicente. Está ubicada en La Consulta, San Carlos, Valle de Uco y cuenta con 33 hectáreas, que no están plantadas en su totalidad. Allí tenemos mayoritariamente Malbec, además de Tannat, Syrah, Cabernet Franc, Cabernet Sauvignon y Merlot. A futuro existe la idea de plantar algún blanco pero por ahora estamos tratando de hacer lo mejor con las tintas que tenemos en nuestra finca.»
En cuanto a los vinos en sí mismos podemos decir que se tratan de ocho etiquetas divididas a su vez en dos grupos: Altísimo y Ricominciare siendo su principal diferencial que los primeros tienen paso por madera y los segundos no. Arrancando con éstos se destaca el hecho de que cuenten con dos Blends y dos varietales netos mientras que la línea siguiente cuenta con un solo vino de corte, el icónico Codice. Nos parece muy representativa de la bodega esta vocación por los cortes de tintas y por eso vamos a reseñar uno de cada línea dejando en claro que sus varietales netos también son harto destacables especialmente sus Cabernets que dan prueba de ello por su consecuente costumbre de escasear.
Una de las cosas que más se destaca del perfil general de los Ricominciare es su impronta elegante, de gran sofisticación y complejidad. Sin embargo esto no es óbice para que resulten jugosos y muy bebibles. Hay que tener en cuenta que, además de los 930 metros de cota la finca también cuenta con plantas con una longevidad promedio de 35 años. Buena amplitud térmica sumada además a un suelo de perfil austero (por supuesto que con ese tipo de plantas se recurre al viejo riego por manto considerando la profundidad radicular.) Ambos vinos también recurren en su totalidad a la fermentación maloláctica. Esto redunda en la presencia de capas que se van abriendo constantemente.
En el caso del Camporotondo su nombre se lo debe al punto de partida mítico de la prosapia vitícola de los Catena. Es un Blend a partes iguales de Cabernet Sauvignon y Merlot (35%) que se completa con sendas porciones de Malbec y Cabernet Franc. Es un vino sumamente equilibrado, de color violáceo intenso con una carga alcohólica también rotunda pero integrada de tal modo que no incomoda.
En el extremo superior la oferta de la bodega presenta su Codice, que bien menta a las piezas literarias únicas en su ejecución. Aquí la presencia de madera ofrece un toque balsámico para volver a repetir exactamente la misma composición. Sin embargo ambos vinos son muy distintos entre sí, y no sólo por la crianza en barrica. «Esto se debe a que Flavia Maschi, nuestra enológa, es muy detallista– acota Catena– es una persona que camina la viña todo el tiempo y que tiene en mente los momentos que va sintiendo, especialmente, para cosechar sus componentes. Es distinto de sólo recibir la uva cuando vas viendo cómo fue cambiando a lo largo del año, cómo la afectó el frío o el calor o la lluvia. Ella vive los Blends como su mayor desafío porque está pensando capa sobre capa sobre capa viendo en su cabeza en qué momento sale a escena cada uno de los varietales.»