Un siglo y medio de IWC

Aún en una industria tan tradicional y centenaria como la suiza está claro que no todos los días se cumplen 150 años. En la última edición del Salón de Ginebra la gente de IWC decidió tirar la casa por la ventana con una serie de piezas realmente tan exquisitas como extraordinarias. Un tourbillon de fuerza constante, un calendario perpetuo y una complicación de fase lunar fueron algunas de las complicaciones estrella de la colección.

Sin embargo para la ocasión hemos decidido abocarnos a lo que parecería la versión más despojada de las piezas del aniversario con el elegantísimo IWC Tibute to Pallweber 150 Years Edition. Y la elección no es caprichosa en absoluto puesto que pocas piezas reflejan tan bien el espíritu de esta marca fundada en  Schaffhausen en 1868 por el bostoniano Florentine Ariosto Jones.

No es casual que el relojero norteamericano fundase su compañía en Suiza, buscando aunar lo mejor de ambos mundos: la incuestionable calidad industrial helvética con los diseños y métodos de producción americanos.

En el caso de este nuevo Pallweber sorprende la aparente sencillez de su sistema jumping hour sobre un cuartel completamente despojado sobre eje horizontal de horas, minutos y segundos pequeños. Si la carátula hace pensar en una impronta de otro tiempo es porque se inspira en los primeros Pallweber de 1884 que eran relojes de bolsillo. El cuadrante lleva varias capas de laca blanca enmarcada en una caja de 45 mm en oro rojo donde late un calibre 94200 de carga manual. Otra de las particularidades es que el sistema digital de los minutos posee su propio barrilete, con lo cual no necesita tomar energía de la carga del mecanismo central del reloj. Eso garantiza una gran precisión sin comprometer la reserva de marcha de 60 horas. Pertenece a una edición limitada de 250 ejemplares.

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