Algodón Wine Estates es un emprendimiento de capitales norteamericanos con inversiones diversas pero con el foco claramente puesto en el disfrute. Hablamos de un grupo que se dedica a la hotelería con su reconocido reducto porteño, Algodón Mansión, el único hotel de Buenos Aires que ha merecido su inclusión en la red Relais & Chateaux, a los negocios inmobiliarios en conjunción con excelentes viñedos y por supuesto a la creación de vinos de calidad. Justamente por eso fue que su ambassador Ignacio Goldin y su Head Winemaker Mauro Nosenzo convocaron a la prensa en la residencia de la calle Montevideo para presentar a los nuevos integrantes de la línea Black.
Para los seguidores de la marca no es novedad que Algodón haya incursionado en esa etiqueta previamente con su blend de Malbec y Bonarda, dos de las cepas que más reconocimientos le han brindado a la bodega sanrafaelina. Decíamos que aquel assemblage tenía también una etiqueta negra aunque en ese caso respondía a la denominación Estate Blend. «Aunque el concepto era similar a los blends de esta Black Line, aquí las denominaciones son otras– cuenta Ignacio Goldin- con estas nuevas entregas estamos apostando a representar cabalmente nuestra apelación de Fine Wines. Esta es una serie pensada para deslumbrar al consumidor que esté a la caza de grandes vinos que reflejen su terroir.«
Por su parte el winemaker Mauro Nosenzo comparte totalmente esta visión. «Estamos abocados a hacer un vino que le guste al público, aprovechando la enorme calidad de las hectáreas con las que contamos, empezando con las del legendario Cuadro Benegas. Aquí no estamos tratando de hablar de volúmenes sino de la producción acotada de vinos de gran calidad. Y para ello contamos con pocas hectáreas pero con plantaciones históricas. Disponemos de cuarteles de Malbec de 1946 o de Bonarda de 1960» Más allá de la antigüedad lo bueno de contar con plantas tan longevas es un plus cuando se busca tipicidad y más que nada regularidad. La larga vida de esas vides les ha dado un alto grado de regulación, con lo cual el winemaker se asegura la consistencia de la producción de dichos cuarteles y su consiguiente correlato en la concreción de los vinos.
Para el caso, la nueva linea Black se trata de instalar apenas por debajo de su ícono, el pentavarietal Pima. «La calidad es muy similar y por ello también estos nuevos vinos van a estar dentro de nuestro portfolio premium– continua Goldin– claramente es una apuesta dado que damos por descontado que tendrán una rotación lenta en los puntos de venta, pero nos interesa que el mercado nacional también tenga acceso a estos vinos.» Esto viene a cuento porque, dada la excelente recepción de la que goza la bodega en el mercado internacional, hubo que hacer ingentes esfuerzos para rescatar unas 20 cajas para Argentina, puesto que en un principio se pensó en enviar la totalidad de la producción afuera.
La idea de la cata fue ir recorriendo esos cuatro ejemplos de lo mejor de Algodón en assemblages y varietales netos. Le tocó abrir el fuego a un blend, el Cabernet Franc-Malbec. Como en el caso de los Estate aquí no se maceran los vinos cada cual por su lado. Se eligió un interregno en la segunda semana de abril para cosechar ambas variedades y llevarlas a microvinificar en barricas nuevas durante sesenta días a lo que luego seguirían otros 18 meses «Estamos hablando de dos años de barrica, en forma genérica, generalmente cruzan la barrera de los 20 meses pero este es un proceso, lo vas monitoreando muy de cerca y lo detenemos cuando nos parece que está justo. Tal vez incluso pueda hacer falta algo más para que se redondee. Entonces lo pasamos a barricas con varios usos. La idea es que no necesitamos más aporte de la madera, pero sí utilizamos sus poros para la microoxigenacion«- comenta Nosenzo. ¿El resultado? Gran presencia de fruta roja, frutillas y flores, especialmente violetas. Color rubí oscuro con destellos purpúreos que prometen una buena guarda.
«Cuando hablábamos de ser conscientes de que ésta es una apuesta a largo plazo, de que éstos no son productos que van a volar de las góndolas (figurativamente hablando, estos vinos jamás van a ir a un supermercado) también nos tranquiliza pensar que estamos seguros de que los cuatro poseen un excelente potencial de guarda» remata Goldin.
Mucho de lo que desarrollamos en el primer ejemplo también aplica al segundo, se trata de un Cabernet Franc 2013. Sin dudas esta nueva adquisición a la paleta de tintos de Algodón seguirá dando tremendos frutos en el futuro. Para muestra baste la estructura magnífica de este vino que sin embargo se beneficiará mucho con un poquito más de tiempo en botella. Aquí hay muy buen color también, con toques grafitados que aportan elegancia y liviandad, un factor equilibrante en un vino con tanta estructura. También toques de caramelo, claro fruto del largo contacto con el tostado de la barrica nueva.
Mientras que los dos primeros de la serie estuvieron muy pero muy bien a partir del siguiente escalón es que los nuevos Black se desmarcan y empiezan a ranquear entre los grandes tintos del mercado local. El Gran Cuvee presenta una gran complejidad merced a los cuatro elementos que lo conforman. Y aunque hay una porción muy mayoritaria de Malbec y Bonarda es la presencia del Shiraz la que, a juicio de quien suscribe, hace la diferencia. Notas de un cuero muy presente, casi de montura sudada, le dan a este vino un carácter cerril y que se separa de la «amabilidad» que uno podría esperar de una propuesta tan high end. Celebramos el valor del winemaker.
Si el ejemplo anterior sonaba a novedad, aquí vamos cerrando con una verdadera nave insignia. Hablamos del Malbec de la serie «No podíamos obviar la cepa que mejor nos representa, especialmente cuando contamos con viñedos de 1946«, dice el winemaker. De hecho un distribuidor extranjero decidió presentar por las suyas unas muestras de este vino totalmente sedoso. Y hacerse con el primer lugar en la última edición del Global Malbec Masters aunque con la añada anterior.
Después y como para que no se nos olvidara porqué son los íconos de la bodega se descorcharon y decantaron debidamente los Pima 2009 y 2010. Postre arriba del postre.