Más allá del interés profesional, simplemente como consumidor, surgía la pregunta de por qué los vinos de Bodegas López tenían tan buena prédica entre el público local. Podría sistematizarlo más, pero creo que la respuesta a la que llegué en su momento era igual de válida entonces que ahora. Sus vinos se llevan muy bien con la carne. Y estando con ese puesto junto a nuestro consumo insignia, esa iba a ser la puerta para considerarlos compañeros naturales también de otros platos. Son parte de una estirpe que considera el vino como un alimento y, por tanto, no pueden entender su disfrute si no se escancian sus copas en el marco de una mesa bien servida.
La tradición que surge de venir trabajando hace más de 120 años tiene su miga, especialmente cuando la bodega ha hecho un culto de no dejarse marear y mantenerse fiel al claramente reconocible «Estilo López«. Sin embargo eso no impide que siga tratando, más que de innovar, de ir afiatando su oferta. Y eso queda de manifiesto en dos hitos que acaban de ocurrir simultáneamente: la renovación de etiquetas de su línea López y la incorporación de un Malbec neto dentro del acotado paraguas de Chateau Vieux.
«Lo que hicimos con los López fue una actualización de las etiquetas buscando fundamentalmente una modernización; que de alguna manera esta imagen nueva vistiera mejor la mesa de los argentinos– desgrana Eduardo López Laurenz, Director de la bodega– aprovechamos también la nueva añada para darles un pequeño toque de mejora a todos los varietales. Hemos estado tratando de hacer ajustes en la calidad y creo que ahora estos pequeños cambios comienzan a notarse especialmente en la cosecha 2019. Sobre todo en el Malbec y el Cabernet: un poco más de fruta, de juventud y de estructura. Además como ese fue un año más caluroso eso influyó en la carga alcohólica resultando en vinos que campean entre los 13.8 y los 14º. Todo cerrando con alguna inversión extra en tecnología para nuestra gama media, algo que ya estaba presente en la parte superior de nuestro portfolio.»
Si el remozamiento de etiquetas suena novedoso qué decir de la incorporación de un nuevo integrante de la familia Chateau Vieux. «A los blends y al Chardonnay ahora le sumamos un Malbec Cosecha 2018 -continúa López Laurenz– si bien la etiqueta sigue siendo la misma aquí se agrandó y se cambió el color buscando ese perfil más moderno del que veníamos hablando.»
Sin duda haberse apartado del sempiterno y pregnante amarillo histórico es un gran salto. Pero no se acaba ahí. Por supuesto que es un vino con menos añejamiento (contra los tres años extra del Blend tinto) pero sorprende con una personalidad diferente. En el rubro prejuicios uno podría esperar las notas oxidativas típicas de los tintos de la bodega, o sino una explosión de fruta como en las versiones más jovenes del portfolio. Y no es así en ninguno de los casos. Se trata de un vino de un violeta intenso que no acusa los dos años de añejamiento. Hay tipicidad varietal pero con la frescura de una buena acidez con más toques de flor que fruta. De taninos finos y gran delicadeza y equilibrio va a ser un lindo desafío para los amantes del Estilo Lopez. Aunque nos llegan noticias de sus creadores de que está teniendo una excelente acogida en el mes escaso que lleva en el mercado.