Con una oferta que no deja de diversificarse la búsqueda de nuevas zonas y nuevas expresiones está a la orden del día. Y que bueno es cuando la profesión lo pone a uno en posición de ver como se desarrollan esas nuevas propuestas.
El celo de la gente de marketing hace que algunas definiciones sean adrede un tanto vagas . Hete aquí que Chañar Punco pertenece indudablemente a los Valles Calchaquíes, y no es menos cierto que está en total vecindad con el renombrado Cafayate (apenas a 17 km). Pero para llegar allí hay que cruzar el límite con Catamarca. Aunque alguien en la industria tema espantar al consumidor es muy interesante no esquivar este origen sino abrazarlo como nuevo polo de producción vitícola de calidad. Especialmente cuando sus frutos son tanto diferenciados como valiosos
Ya hablamos de cercanía, morfología y terreno. Otra de las claves para que este nuevo terroir haya llegado a producir un vino como el Chañar Punco 2012 pasa sin duda por contar con un enólogo con un profundo conocimiento del área. Es el caso de Alejandro Pepa, con casi una década de experiencia en los Valles Calchaquíes. El enólogo jefe de Bodega El Esteco fue parte de la planificación y lanzamiento del literalmente icónico Altimus y de la serie Fincas Notables entre otros. “Tuvimos muchas idas y vueltas desde que comenzamos. Estos 20 años, arrancando este viñedo desde cero, nos hicieron aprender mucho al buscar la mejor manera de respetar una expresión distintiva que, de hecho, se hacía patente por sí misma. Quiero decir que no estábamos buscando el Chañar Punco cuando empezamos a encontrar partidas muy peculiares. Vinos con su propia impronta. En un principio algunos de ellos fueron parte de la paleta de nuestro Altimus. Pero poco a poco nos fuimos dando cuenta de que poseían características muy diferenciadas.” Habiendo probado algunos de los vinos miembros del assemblage, más otras expresiones de Chañar Punco back to back con las mismas cepas producidas en las bodegas de Cafayate esas particularidades se hacen patentes. Por ejemplo una de las notas más distintivas del Cabernet Sauvignon son las que producen las pirazinas, lo que comúnmente se conoce como gusto a ají morrón. Por supuesto, están presentes claramente en ambas muestras. Pero mientras que en el caso de las versiones de Salta recuerdan más a morrones crudos, como de ensalada, en los de Santa María saben a los ajíes que uno pone sobre la parrilla. Una nota más “dulce”. Y por supuesto ahumada.
“Contar con una bodega con lo último en tecnología representa una gran ayuda que nos permite, entre otras cosas, tener un mejor entendimiento del suelo. La composición no es en absoluto uniforme y puede ser que una misma planta entre un cuartel y otro ofrezca una expresión distinta. Por eso conviene ser muy cuidadoso al elegir las parcelas que se van a utilizar. En esta ocasión seleccionamos dos cuarteles de Malbec cultivado en espaldero del norte de la finca sobre el cono aluvional de la Quebrada de la Virgen Perdida. Mientras que para el Cabernet Sauvignon utilizamos cuarteles del extremo opuesto plantados en parral. El uso de este tipo de cultivo produce una semi sombra en el suelo del viñedo que remeda la piel de tigre.”
A la hora de probarlo se siente que se está ante un vino de gran calidad. Y muy distinto a todo. La corpulencia está dosificada por el paso por madera pero aún más por algo muy raro de ver en vinos de altura, una acidez refrescante con trazos de tiza. Existe una gran reinvidicación de los suelos calcáreos en la industria en general, pero no es nada común encontrarse con esta característica en los tintos del norte. Hay una paleta compleja, jugosa, con taninos altamente equilibrados. El Chañar Punco 2012 es un vino que acerca al consumidor con esa mineralidad elegante y una boca compleja. Notas de frutos rojos pero también mentol y cuero. Ciertamente que el exceso con el uso de los descriptores podría fastidiar, con justicia, al lector. Pero al final terminaríamos sonando como cuando uno trata de hablar de cosas inefables como el amor. Todos en menor o mayor medida lo hemos experimentado, pero quizás haga falta la pluma de un poeta para transmitir la experiencia. Que este nuevo vino nacido de un territorio a descubrir se beneficie del entusiasmo de quien suscribe y de la paciencia (y la curiosidad) del lector. Ambas serán ampliamente recompensadas. Palabra.