Oasis

Los amantes de los puros están (estamos) de parabienes. Como un gol en el sobretiempo de una final, las postrimerías de 2024 nos dejaron la inauguración de un nuevo espacio para desgranar los placeres del humo. Y no cualquier espacio sino la segunda versión local de La Casa del Habano, también bajo el ímpetu fundacional de la misma Blanca Alsogaray que creó aquí su tercera versión en el mundo hace poco más de treinta años. Por supuesto que su última encarnación sigue activa en microcentro (Reconquista 976) mientras que la nueva sede acaba de desembarcar en Palermo.

Gorriti 4325 fue el lugar donde vio la luz este emprendimiento en donde también se hacen patentes los aportes de las dos siguientes generaciones de la familia. Qué duda cabe de que Lucía Alsogaray fue una fuerza destacada en la concreción de esta nueva Casa a menos de un año de su puntapié inicial.

Como en su versión céntrica aquí los habanos son protagonistas excluyentes con una variedad que no se encuentra en muchas de sus tiendas colegas a nivel mundial. Si bien desde sus comienzos en un coqueto departamento casi escondido en la calle Viamonte la Casa ha ido abarcando locaciones cada vez más amplias, este último establecimiento palermitano casi triplica en metraje a su predecesora/coetánea.

Esa magnanimidad de dimensiones, con un estilo neo industrial con paredes de concreto desnudo y marcos metálicos negros se vuelve cálida con la inclusión de mobiliario vintage y lámparas antiguas, alfombras y toques de verde. La fiesta de inauguración dió muestras claras de esa capacidad, toda vez que el nuevo espacio se muestra ideal para las catas que se proponen a menudo o está disponible también para alquilarlo para eventos privados.

El local es muy profundo y se divide naturalmente en módulos. Al frente un walking humidor que se puede apreciar desde la calle y un mostrador para la venta. A continuación un espacio abierto en galería con una profusión de verde en oposición con dos pequeños livings. Unas enormes puertas/ventanas dan paso al salón principal donde destaca una barra imponente y varios espacios para que los aficionados puedan disfrutar solos o en grupo. Justamente la preeminencia de la barra deja en claro que no sólo se ofrecen café y espirituosas para acompañar los tabacos sino que también hay una importante oferta de coctelería. Cerrando el espacio encontramos una deck con todo y hasta su propio ciruelo.

Pensada en función de la propuesta gastronómica circundante La Casa del Habano de Palermo abre al mediodía y cierra a la medianoche y sólo descansa los lunes. Alternativa para una reunión de trabajo distinta, el cierre de una comida fumando lo mejor de Cuba o simplemente el disfrute de una pausa del trajinar del día en este oasis secreto.

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