Omega cumplió 125 años de su bautismo como tal y lo celebra con un De Ville Trésor Edition 125 th Anniversary y la promesa de reflotar versiones aggiornadas de su fundacional calibre de 19 líneas.
En un principio la empresa, fundada en 1848 era conocida mayoritariamente como Louis Brandt et frère, para pasar a llamarse Bienne, en honor a la ciudad en la que luego debieron instalarse los hijos del fundador buscando mejores insumos y mano de obra calificada. Esas ansias de superación habrían de rendir sus frutos 50 años después cuando los hermanos consiguen desarrollar un calibre de 19 líneas tan novedoso que deciden denominarlo Omega, haciéndolo partícipe del carácter bíblico conque nada menos que el propio Dios decidió nombrarse a sí mismo. Omega es lo último, no existe nada más allá. Y si bien ya contaba con calibres con nombre propio por suerte no decidió usar los términos Labrador o Gurzelen para lo que sería el bautismo definitivo de la manufactura.
Con semejante elección de nombre está claro que la marca tenía grandes aspiraciones y podemos decir que sin duda, además de en su ámbito específico, ha sabido labrarse un sitial de honor en la cultura global. E incluso allende la Tierra: hay que recordar que, luego de ser testeado en secreto y haber sobrevivido a una suerte de derby de demolición relojero, acabó siendo elegido por la NASA como el reloj oficial terrestre para todas las misiones tripuladas por el hombre.
Otro hito dentro de la cultura popular es el haber sido ungido, casi exclusivamente, como el reloj favorito del más icónico de todos los agentes secretos: James Bond. Y, si bien el 007 supo iniciar su derrotero con un Submariner de la colega Rolex, con la entrada de Brosnan a la franquicia en 1995 y hasta nuestros días, jamás volvió a lucir otra marca en su muñeca.
Por supuesto Omega también tiene un fuerte lazo con las Olimpíadas, siendo su cronometrador oficial incluso en su versión de invierno.
Para celebrar estos 125 años la gente de la marca decidió presentar un De Ville Trésor de perfil clásico. Se trata de una caja de oro amarillo de 18 kilates con fondo borravino y una correa de alligator haciendo juego. Sobre la tapa del mecanismo se puede ver un medallón que alude al siglo y cuarto de la marca. Además Omega propone hacer un revival de su calibre 19 con mucho de la recuperación de piezas originales pero realizadas en materiales que, como su nombre lo indica, son lo último de lo último.