Bodas de plata para el pionero de los fortificados patrios. El Malamado cumple años y la gente de Zuccardi, con Pepe y Ana a la cabeza invitaron a amigos y prensa a un agasajo encantador en el Gran Danzón.
No fue casualidad la elección de la sede puesto que el lugar, con Luis Morandi ao vivo en la recepción, fue uno de los primeros espacios en acoger y difundir los vinos de la familia Zuccardi como tampoco lo fue la elección de los cocineros Darío Gualtieri y Osvaldo Gross para que ejecutaran plato principal y postre respectivamente. Todo regado, por supuesto, por el Malamado y sus primos Extra Dry, Viognier y Solería.
Para empezar la velada hubo un más que generoso bandejeo (responsabilidad de los dueños de casa) con tres alternativas de cócteles con sendos protagonismos del agasajado y sus amigos dando muestra patente de su idoneidad mixológica. Una amable versión del Collins con Malamado Viognier, un clásico y bien resuelto Negroni con Malamado Malbec y un Martini of sorts con el Extra Dry.

«El nacimiento del Malamado se dió con nuestro ingreso al Valle de Uco– rememoró José Zuccardi – por aquel entonces ya Sebastián estaba comenzando a hacer sus primeros Alma 4, Miguel apenas iniciaba con su educación en aceites y Julia ni pensaba aún en su futuro encabezando las propuestas de hospitalidad de nuestra bodega. Malamado, como todos nuestros proyectos, es una cuestión de familia y por eso traigo a cuento el clima en el que nos movíamos empezando el milenio. Comenzábamos a pensar en la concreción de un vino fortificado e incluso habíamos creado nuestra propia versión del licor para el corte. Como dije antes, las uvas del valle eran una inspiración. Así que, en nada, ya teníamos una primera versión que clamaba por un bautizo. Hay que recordar que en aquellos días las designaciones y los nombres eran mucho más laxos y convivíamos con borgoñas y chablises, pero no queríamos ir directamente por oporto. Por suerte el amigo Jorge Schussheim andaba por ahí. Sabía que tenía que ser por Malbec, algo muy querido…amado. Así nació el Malamado: MALbec A la MAnera De Oporto.»

A renglón seguido algo de música en vivo y el plato de Gualtieri: un confit de pato a la pekinesa con puré de boniatos y salsa de Malamado emparejado con el gran protagonista de la noche. Y paso al monumento a los golosos con el aporte de Osvaldo Gross, gran amigo de la casa, con su financiero de peras y pistachos con cremoso de chocolate con leche y peras al Solería.

Para el cierre, y también para dejar en claro la nobleza y el potencial de este producto se pudo probar una copa de la barrica rescatada de aquel primer Malamado 2000. Una explosión de higos, alcoholes fragantes y dulzura que bien quisiera ver en una cata a ciegas contra los oportos de rancio abolengo.