Belleza, practicidad y atención al detalle podrían ser tres de los principios rectores del alma japonesa y no parecen ajenos a uno de los ejemplos de su relojería más conspicua. Seiko acaba de presentar hace días la primera parte de sus estrenos para esta temporada haciendo hincapié en dos de sus líneas, Prospex y Pressage. Para ello recurrieron a una conferencia mundial on line donde estuvieron presentes muchos de sus principales expertos.
De hecho el nuevo presidente de la Seiko Watch Corporation, Akio Naito, fue quien dió el saludo inicial inaugurando la presentación. Decíamos que dos de las colecciones de la manufactura serían las protagonistas exclusivas de la velada. Prospex fue la elegida para abrir el juego. Si bien no es una línea exclusivamente de buceo, sin duda muchas de las piezas que las conforman están dedicadas a la especialidad. Aunando esa tradición con su presencia en expediciones en ambos polos, estos Prospex se presentan para compartir la aventura de los buceadores extremos en los confines helados del planeta.
Inspirados precisamente en el hielo, los tres ejemplos de la colección presentaban reformulaciones de perfiles clásicos de Prospex a través del tiempo toda vez que recurrían a una paleta que refleja el hielo y sus circunstancias y que recreaba así mismo las sutilezas de su superficie mediante una técnica exclusiva de presentación 3D. Además de estas incorporaciones, la marca volvió a ratificar su prédica conservacionista mediante campañas de apoyo con los buzos de PADI y varias organizaciones de protección de los mares.
Decíamos que la elección de los colores había sido algo buscado en las carátulas de las nuevas piezas de Prospex y otro tanto siguió a continuación cuando llegó el turno de presentar las incorporaciones de Pressage. Aquí se podría decir que esta colección hace foco en piezas más urbanas que de perfomance y que toman su inspiración de hitos de la cultura japonesa. Para el caso todos los relojes de la línea comparten un patrón de fondos en relieve que se basan en motivos típicos de las tramas que adornaban los trajes tradicionales de los samurais. Dado que el color era un protagonista excluyente de ambas colecciones aquí se destaca la utilización de variantes y matices muy caros a la cultura nipona como un marrón con toques borravino que remeda el plumaje de una suerte de halcón o un blanco celeste de una belleza y sutileza apabullante que encuentra su inspiración en el momento en que la luna puede verse completa en un cielo diurno.