Siempre es un motivo de festejo cuando un protagonista del vino como Sergio Casé se hace un espacio para bajar a la ciudad y compartir su tiempo (y sus creaciones) con la afición. Y esta última visita no fue la excepción ya que pudimos ponernos al día con las nuevas añadas de varios de los vinos que realiza para Trapiche con el generoso plus de acceder a un panorama de primerísima mano de las tendencias del consumo global de la bodega.
La cita fue en Namida, el reconocido espacio de Facundo y Matías Kreiman que fusiona comida japonesa con toques locales, donde el line up de vinos para la ocasión dieron prueba de su versatilidad gastrónomica.
«Acabo de regresar de visitar Japón y muy especialmente Corea del Sur. – arranca el enólogo – y hablando de tendencias en los distintos mercados es un poco lo que siempre digo, nosotros tratamos de leer lo que el consumidor quiere teniendo en cuenta la cultura de cada uno de los países: así como tenemos un consumidor norteamericano que prefiere los vinos poderosos, con madera, de buena concentración, cuando pasamos a Europa ese perfil ya no tiene valor. Allí los consumidores buscan vinos con mayor frescura y no tan pesados, vinos más elegantes en cierto sentido.»
«Ahora bien, en Asia hay una moda que se disputa dependiendo de la cultura de cada uno. A los chinos les gusta imitar la porción superior del mercado de lujo francés (además de que tienen el dinero y no lo escatiman a la hora de comprar) mientras que los coreanos, por ejemplo están más expuestos a la influencia norteamericana (recordemos que allí está la base militar de ultramar más grande de los Estados Unidos) y por ello también sienten afición por un perfil de vinos de impronta fuerte. Por eso nuestros vinos de la Terroir Series o el mismo Iscay son muy exitosos entre ellos. De hecho es el mercado donde más vendemos la alta gama de Trapiche.»
Como para ilustrar toda esta charla fuimos desgranando los platos acompañados de vinos de lo más variopintos. Para arrancar, un Trapiche Lateral Semillón Ánforas 2021. Aquí nos encontramos con un blanco criado en ánforas con casi un año de contacto con lías, algo que le da una estructura tan interesante como versátil aunque sin la oxidación de un naranjo y que vino de maravillas para acompañar los platos comunitarios de rolls, niguiris y tiraditos.
A renglón seguido fue ocasión para hacerle los honores a uno de los Chardonnays más destacados de la Terroir Series: el Finca El Tomillo en sus versiones 2017, 2018 y 2019. Una muestra de músculo y elegancia a partes iguales para patentizar la nobleza de una evolución que promete y cumple.
El paso a los platos icónicos, donde descolló un Niguiri flameado con Tuétano y huevo de codorniz junto a un Ojo de bife bien jugoso con puré de pallares y hakusai con fondo de miso, abrió el juego para los tintos con un magnífico Terroir Series Cabernet Laborde 2021 y un mítico y muy extrañado (sus buenas ventas en el exterior lo han vuelto entre inhallable y prohibitivo en el mercado local) Iscay Malbec Cabernet Franc 2021.
Pese a la bella concordancia entre platos y vinos, la investigación cultural a la que es tan afecto Casé vuelve a salir al ruedo al recordar algunas experiencias quizás más disruptivas: hablando de culturas me viene a la memoria un lugar de China donde comen comida muy picante y la emparejan con Cabernet. Imaginate un Cabernet tánico, duro y estructurado, no parecería el mejor acompañante. Sobre gustos… sin embargo creo que lo importante es que la gente disfrute el vino y está el laburo nuestro de educar tratando de marcar tendencias sobre todo en esos países donde recién están arrancando con el tema.»