Sin duda la saga de Bodegas López está profundamente ligada a la familia. No en vano arrancó allá por 1898 con José Gregorio López Rivas y seis generaciones después la empresa aún sigue bajo la dirección de los portadores de aquel apellido. Siendo tan celosos guardianes de su legado no sorprende que ahora decidan dedicarle a Fernanda Rivas, la mamá que supo criar y guiar a sus hijos en épocas muy duras al otro lado del Atlántico, su propia marca.
Quizás por esa herencia tan española la nueva etiqueta despierta desde su estética ciertas reminiscencias a los tintos del Duero, con el apellido dorado en relieve al frente, la botella italiana anchita de hombros y un peso regio. «¿Que representa el Rivas como vino para nosotros? -se apronta a explicar su responsable enológico Juan Pablo Díaz– si se compara con muchos de los Malbecs que tenemos se va a poder percibir que todos ellos son distintos entre sí. En este caso buscamos un vino con buena estructura pero con un perfil mixto, que arranca con mucha fruta en nariz pero que en boca suma un toque herbal que lo vuelve muy fresco y lo hace totalmente distinto a todos los Malbecs que veníamos trabajando. Es la idea. Tenemos seis o siete Malbecs y si se los prueba uno al lado del otro se verá que cada uno posee un perfil propio. Inicialmente éste fue un vino diseñado para el mercado de Estados Unidos y hace ya dos años que se comercializa allá y nos ha ido tan bien afuera con él que decidimos sumarlo al mercado interno pero dentro de un canal exclusivo de vinotecas y restaurants y hasta ahora venimos teniendo una muy buena respuesta de los consumidores.»
El Rivas Reserva Malbec 2021 proviene en su totalidad de Agrelo, más precisamente de la Finca Los Carolinos plantada en 1927. Posee alta densidad pero el suelo aluvial y poco profundo y la edad de las plantas las han estabilizado en bajos pero valiosos rendimientos en cuanto a la calidad. Se macera en tanques de acero inoxidable a temperatura controlada para luego estacionarlo 12 meses en grandes barricas de roble francés (2500-5000 litros) un paso que, para los estándares de la marca, podría hacer que se lo considere casi un vino joven sin demasiada evolución, cerrando la crianza con otros tres meses de botella. Además de la renovación de su arte ya hemos venido comentando desde este espacio cómo la bodega se permite intentar una apuesta por vinos más livianos aunque sin renegar de la estructura. Podría decirse que este Rivas apunta en esa dirección pero desde el extremo superior. En cuanto al vino en sí hace gala de un bello tono rubí seguido de una muy agradable nariz con fruta negra madura al frente. Ya en boca se evidencian rasgos herbales que agilizan el paso pero sin que ello obre en desmedro de una fluidez que lo muestra muy versátil a la hora de combinarlo con un amplio abanico gastronómico.