Que el diablo está en los detalles es una frase común que aduce a que, cuanto más se ande jugueteando por fuera del esquema básico más cosas pueden salir mal. Una máxima atendible si pensamos en mandar un cohete a la luna, pero que podría ser una ventaja en cuestiones de imaginación y diseño. Seiko se permite mucho esto último y lo articula muy bien con su política de un constante ir y volver sobre sus creaciones.
Hace no mucho habíamos hablado desde estas mismas páginas del modo en que Seiko supo aunar sus cronógrafos pioneros con el diseño de los 70 reinterpretando modelos tan coloridos como señeros, como en el caso del Speedtimer «Pogue«. Justamente dentro de un template más o menos fijo, sus diseñadores pueden darse el gusto de dejar correr su imaginación.
El Seiko Prospex Speedtimer Solar Chronograph (SSC815) es un ejemplo acabado de eso. De hecho presenta versiones en blanco y negro, exactamente iguales, pero es en su denominación 815 donde parece haber más tela para cortar. Por empezar arrancamos con un tamaño de caja de acero en 39 mm, casi un epítome de elegancia en los perfiles de la industria hoy día, a diferencia de sus predecesores que campeaban bien por fuera de los 40 mm. Repite el taquímetro tipo Pepsi aunque aquí juega, como Stendhal, entre el rojo y el negro. Algo que destaca sobremanera esta versión es su carátula de un azul mate y gastado, detalle que se extiende a los índices, opacados por una pátina artificial. El rojo vuelve como resalte apenas en el segundero principal y el contador de 60 minutos a las seis. Hablando de este subdial en particular, cuando el reloj no está en función de cronometría vemos que tiene un casi microscópico marcaje de F y E para la reserva de marcha. Como sus hermanos de nueva generación este Speedtimer cuenta con un calibre V192 de cuarzo con alimentación solar (absorbe la misma a través de los tres subdiales) que, a carga completa, le brinda una autonomía de seis meses. También apuesta por una suerte de agujas tipo espada lo que sigue abonando su aspecto retro.
