Nos han dado la viña

Desde este espacio hemos comentado muchas veces como el oficio de bodeguero acaba traccionando a profesionales de las áreas más variopintas y que nunca se escucha de gente tomando el camino inverso.Y aquí vuelve a presentársenos el caso con Rodolfo Spielmann, quien pasó del mundo corporativo a la viña sin solución de continuidad. Para presentar esta nueva faceta de su vida (y los frutos de la misma) es que decidió convocar a la prensa para un almuerzo en Aldo’s. La bodega, que comparte su nombre, se aboca a la creación de vinos premiun con el aval del gran Pepe Galante bajo las etiquetas Pireko, Canal Flores y Viñedo 1910.

 

Consumidor avezado, Spielmann arrancó por todo lo alto al elegir el espacio donde comenzar su derrotero en la viticultura. Nada menos que en Perdriel, con unas 30 hectáreas a un cruce de calle de las celebres viñas de Achaval-Ferrer. Y si bien no cabía albergar mayores dudas sobre la elección del lugar, a la sazón, descubrió que en dichos terrenos aún medraban algunos ejemplares de Malbec con una existencia certificada de poco más de 100 años. «Encontramos estás viñas en 2009 y enseguida notamos que se trataba de un terroir excepcional y que la existencia de ejemplares de Malbec que databan de 1910 prometía una futura producción de excelencia. Por supuesto que no todas las plantas estaban en condiciones, pero al tratarse de ejemplares tan añosos supimos que podríamos contar con raíces de gran profundidad y finalmente se pudieron recuperar algunos. Esta característica  de terreno y de la forma en que había sido plantado era una promesa de calidad pero también iba  a llevar aparejados una serie de desafíos. Por empezar el trazado de hileras estaba muy próximo entre sí, por lo que la recolección manual iba a ser mandataria. También nos influyó en el modo de riego puesto que, tratándose de ejemplares con raíces tan profundas, no nos quedaría otra que hacerlo por manto, inundando cada cuartel. Los métodos más modernos, como el sistema de goteo, no hubiesen alcanzado a la profundidad radicular de estas plantas.»

 

Entre los ejemplares históricos y los nuevos (que, de todos modos, fueron replicados de los clones de las vides originales) Spielmann decidió abocarse por supuesto al Malbec pero también sumó Cabernet Sauvignon, Syrah, Petit Verdot, Cabernet Franc y Pedro Ximenez. Esta última es una variedad blanca muy poco explotada en nuestro país. Con esta disponibilidad de recursos se convocó la asesoría de Pepe Galante, responsable final de los protocolos y perfiles de los vinos de  Spielmann Estates.

 

Para abrir el juego se presentaron los vinos de entry level Pyreko. Se trata de varietales netos, single vineyard, jovenes y sin paso por madera. Aquí se apuesta a la tipicidad con tres etiquetas: Malbec, Cabernet Sauvignon y Pedro Ximenez. El Cabernet ciertamente es un best buy y el blanco se destaca por su frescura y originalidad de una variedad muy poco conocida en la Argentina.

 

A continuación llegó el turno del Canal Flores 2012. Aunque se identifica como Malbec (y puede llevar dicha denominación puesto que cuenta con el 85% de la cepa que pide la ley) también posee aportes de Syrah y Cabernet Sauvignon. Con una atención a la prosapia y tradición de sus viñas no es de extrañar que uno de sus vinos más importantes lleve el nombre del canal que posibilitó la existencia de la Viña Cobos. Aquí ya se suma un año de paso por madera lo que aporta taninos redondos. También vemos los frutos de una buena extracción merced al uso de tanques de apenas 1000 litros para la fermentación. El resultado es una bella intensidad de color, con reflejos violáceos, aroma de frutas negras, chocolate y buen largo de boca.

 

Y finalmente llegó la estrella de la velada. El Viñedo 1910 Malbec 2012. Este es el primero de la línea con un número muy acotado de botellas y donde la técnica de raleo fue llevada a su máxima expresion (o mínima, si se quiere) con bajísimas producciones por planta. Claramente la crème de la crème producida exclusivamente con plantas de 1910. Estamos ante un vino complejo que, aunque para la ocasión el anfitrión prefirió no decantarlo, no paraba de evolucionar y abrirse en la copa. En este caso el paso por barrica es un poca mayor (14 meses) y a la mezcla se le suma un 15% de Cabernet Sauvignon. Hay mucho aroma terciario y las frutas pasan a expresiones más maduras, predominando las notas de ciruela, por ejemplo. Es un tinto señorial, estructurado y sedoso con un regio y prolongado final en boca.